EL CEMENTERIO DE LOS LOCOS

EL CEMENTERIO DE LOS LOCOS

Finalmente, una vez copiado, y por considerarlo de mal gusto, he intentado borrarlo, pero no he encontrado la opción para hacerlo y aquí se queda contra mi voluntad.

Disculpas si a alguien le molesta, pero no he podido quitarlo

Hoy por ser domingo próximo el día de los difuntos se encontraba muy animado el cementerio, Había tumbas y muertos por todas partes, abundante huesos aquí y allá, que hacia las delicias de los numerosos perros asistentes, y que tuvieron un día de provechoso festín.

Los deudos recorrían los callejones llenos de jarrones sin flores, cruces rotas, y fotos de imágenes borradas que el difunto se había llevado para dormir con ellas, los vistantes recogían las lágrimas que se dejaron cuando lloraron su pasado entierro, otros se las cambiaban, las prestaban, o se las vendían. Los puestos de ropas de luto era un pequeño mercadillo, se entraba vistiendo de calle, se paseaba de luto, y luego al salir otra vez, cambiado de ropa de fiesta. También se dejaban se prestaban, o se las vendían a los deudos del próximo entierro que esperaban.

Las floristas en las puertas, le quitaban la tierra a la flores usadas, le rociaban agua con espray olorosos, y las vendía como frescas. Se alquilaban las flores por horas, y los pésames se daban con canciones, rancheras mexicanas, en un karaoke que estaba puesto en el jardín del centro de las tumbas

El sepulturero estaba de fiesta de guardar y guardaba su bota de vino que la alquilaba a un Euro el trago. Su billetero lloraba amargamente, más que nadie porque estaba a fin de mes, y no había apagado las velas de la ermita

Los demás paseaban y paseaban y como era gratis aprovechaban el Sol, el día, los bancos de mármol, las rodajas de pan que tiraban a las palomas, y los malos tragos se lo pagana a la botella de cerveza que un taxista apiadado de sus penas, les obsequió.