Porque no controlamos más nuestro ego ?

Yo trato de hacerlo, en serio, digo lo que pienso, me equivoco muchas veces, me enojo, hago enojar, pero trato de ser lo más sencilla, complicarme lo menos, amar, aprender a amar, siempre, y aún así quiero me salga menos mi ego

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:Marilú
Hay personas con su ego tan grande que no aceptan sus errores :person_shrugging:
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La vida empieza a ser maravillosa cuando decidimos transformarnos en lugar de ofendernos, solo hay que tener la valentía de reconocer que la verdad siempre duele y ofende, y esa es la puerta de salida del laberinto del sufrimiento.
Buen tema @Emilia

El ego se defiende como puede, agota todos sus recursos, busca explicaciones y excusas para no aceptar la verdad, cada vez más variopintas, siempre creemos que la otra persona tiene la culpa, y que yo soy quien tiene la razón. Nada mas descabellado, pero así es el juego. No nos damos cuenta de lo absurdo que puede ser creer que todos se equivocan menos yo, pero así es el ego. Al principio el ego provoca rabia porque no consigue su propósito, o provoca tristeza cuando el propósito es el acercamiento de los demás y éstos no se acercan. También provoca vergüenza si nos creemos que vamos a decepcionar a la otra persona. Llega un momento que el ego se siente ninguneado y solo, nadie te hace caso por extrañas razones, y cada vez te hundes más, entonces de repente te da por echarte la culpa de quedarte solo, considero que es el penúltimo recurso del ego para darse importancia, ahora de repente voy de víctima, como no soy mejor que nadie, y estoy solo, ahora soy especial por la única cuestión de que todo es culpa mía, entrando en depresión.
Sin embargo recluirse, y ese vicio de dar pena por llamativo que sea para los corazones bondadosos tampoco resulta durante mucho tiempo, porque igualmente las personas se cansan de los que van de victima por la vida, no tienen nada que ofrecer, no dan felicidad ni alegría, es un continuo goteo de dar lastima que chupa la energía de los demás. Entonces el ego utiliza su ultimo recurso, deja de quejarse, se vuelve totalmente indiferente, y decide que como nadie le quiere, él tampoco va a querer a nadie, pero es mentira, en su foro interno se muere por un poco de afecto, y como no lo consigue y tampoco encuentra la salida a su situación, entonces empieza a imaginar situaciones irreales, de repente la realidad se anula, se crea un mundo de ensueño, donde nadie es bueno y nadie le comprende, donde todo el mundo se equivoca, donde la gente actúa mal y es dañina, donde todo el mundo está en mi contra, el miedo a relacionarme con los demás se hace mas consciente que nunca, pero me defiendo desarrollando mi paranoia hacia niveles cada vez mas altos, porque no puedo tolerar que nadie me quiera ni se preocupe por mi, y creo que yo no tengo ninguna culpa, y que todo es la maldad de los demás.
Se llega a un extremo tal que conviene empezar a claudicar y a dudar de los pensamientos de uno mismo, pero no es nada fácil, porque la defensa del ego es enorme, su ceguera es potente. Y darse cuenta requiere de un acto de humildad que solo es posible con arduo trabajo y con tiempo. Domar el ego, o acogerlo, o entenderlo, se puede pero no es tarea fácil. Cuando hablamos de ego lo hacemos como si fuera algo malo, o despectivo, o negativo, en realidad no es así, el ego es una manera de percibir las cosas, es una manera de sentir y de pensar, y es algo que se transforma con experiencia y conocimiento. No es malo sino ignorante que es muy diferente, y su único problema es vencer el miedo que da enfrentarse a lo desconocido, porque todo se siente como miedo a morir, y solo atreviéndose a morir uno puede experimentar lo que es todo lo contrario, crecer, aprender, nacer a cada momento. El ego es como un niño pequeño, nace y tiene toda una vida por explorar, y no puede quedarse parado o paralizado, tiene que probar, jugar, hacer cosas, equivocarse, caerse, levantarse, disfrutar los momentos malos y buenos porque todo es experiencias, recuerdos, enseñanzas, crecimiento, y en el tiempo, satisfacción.
La travesía del ego desde su ignorancia infantil hasta el punto de lo que podría llamarse madurez no es fácil en muchas personas porque las circunstancias de su vida son muy difíciles. En los casos de gran dificultad, el aprendizaje es para sacar matricula de honor, podría decirse que la dificultad está relacionada con el nivel de satisfacción una vez doblegado ese ego. Ese camino que va desde el egoísmo y el individualismo al altruismo y un sentir de amor de servicio a los demás, es un camino que hay que recorrer paso a paso como quien vive una vida entera, y cada año cumple un año, secuencialmente, no se puede cumplir 15 años, y al otro año 37 y pretender así tener la experiencia y la sabiduría de una persona de 37. Es un camino, que se hace más rápido o más lentamente, y que trata de vivir las emociones que el ego proporciona, cada una de ellas es un tramo y un aprendizaje concreto. Y el tramo mas complicado, más peliagudo, la emoción mas difícil de gestionar es la aparente no-emoción, o sea, la represión de toda emoción, que no es que no exista emoción, sino que creemos que no está bien expresarla. El ego en su último recurso se bloquea por completo a expresar algo, no expresa nada. Emociones de rabia, de tristeza, de vergüenza, de miedo, se agolpan y se acumulan, y no se las permite salir porque en nuestra idea de ser personas perfectas y ejemplos vivos de comportamiento hemos decidido que las emociones de dolor deben esconderse, lo cual es la peor idea y el mayor error de la sociedad de hoy, de su cultura y de su moral mal entendida.
Si el ego siempre provocó rabia, tristeza, culpa o vergüenza, ahora si no ha sabido gestionar esas emociones, llega a provocar la indiferencia, que no es otra cosa que bloquear totalmente todas las emociones anteriores no manifestadas. La persona se vuelve muy reservada, muy tímida, taciturna, extremadamente prudente, se enparanoia, aparecen fobias de todo tipo, una susceptibilidad extrema y un perfeccionismo exagerado. La mente puede desarrollar expectativas muy fantasiosas, y llegar a engañarse a sí misma para no aceptar su realidad. El ego en estos límites se vuelve profundamente orgulloso, no aceptando bajo ninguna circunstancia la más mínima crítica por constructiva que sea. El ego se revuelve con cada verdad que escucha sobre si mismo, se muestra ofendido, no comparte bajo ningún concepto dicha opinión, su interlocutor es tildado de mentiroso, de equivocado, o de persona de poco fiar con intenciones fraudulentas. El ego se defiende hasta el límite tergiversando el significado de las cosas antes que empezar a asumir que quizás todo el mundo tenga algo de razón, que quizás su percepción de la realidad y de sí mismo no sea adecuada, y que quizás él tiene algún defectillo que corregir.
De repente el ego empieza a sentir asustado que es posible que tenga un problema, y que no son exactamente los demás, sino él también quien debe cambiar algo. Resulta doloroso demostrarse que uno puede estar equivocado, pero forma parte del proceso de crecimiento y de la vida. Lo importante no es juzgarse mal por darse cuenta que hay que corregir defectos, puesto que en verdad nadie es perfecto y todo el mundo tiene cosas que cambiar, todos. Un defecto no es algo malo sino un punto de partida, por eso esta palabra tiene otro significado que se desprende de la alocución “esto es así por defecto”, sinónimo de “esto en principio es así”. Un defecto solo es un principio o un valor que se tiene que trabajar y cambiar o transformar como parte del proceso maravilloso de vivir, un proceso que es odioso o magnifico en virtud de la resistencia al cambio, resistencia que se relaciona con la conciencia y sentido que le damos a la vida.
Como yo lo veo, ofenderse es el mejor de los regalos. Uno se ofende cuando le dicen algo que le duele, que en un principio hubiera preferido no escuchar, y le duele precisamente porque es cierto, sino uno seria totalmente transparente al juicio, opinión, o crítica de cualquiera. Ofenderse sirve para darse cuenta que le han dado una colleja a tu ego, que te han puesto el dedo en la llaga, y tu orgullo se siente herido, eso demuestra que nos han detectado un defecto. A partir de aquí se puede seguir negando, o se puede aceptar como un trabajo que hacer, como un aspecto de mi que puedo transformar o madurar, porque nada es fijo en la vida, e igual que un niño se hace mayor y un día es adulto, un defecto un día madura y se convierte en virtud. Reconocer el egoísmo del ego, y aceptarlo, se transforma en la virtud de la humildad, y del mismo modo aceptar cualquier miedo que la mente sea capaz de elaborar, se transforma en amor hacia todas las cosas, hacia los demás y hacia uno mismo. La vida empieza a ser maravillosa cuando decidimos transformarnos en lugar de ofendernos, solo hay que tener la valentía de reconocer que la verdad siempre duele y ofende, y esa es la puerta de salida del laberinto del sufrimiento.

Son cosas que pasan.No puedes controlar a seres imperfectos.Esto pasa.OK?

Uff que enriquecedor volver a leerlo

Lo importante no es juzgarse mal por darse cuenta que hay que corregir defectos, puesto que en verdad nadie es perfecto y todo el mundo tiene cosas que cambiar, todos. Un defecto no es algo malo sino un punto de partida, por eso esta palabra tiene otro significado que se desprende de la alocución “esto es así por defecto”, sinónimo de “esto en principio es así”. Un defecto solo es un principio o un valor que se tiene que trabajar y cambiar o transformar como parte del proceso maravilloso de vivir, un proceso que es odioso o magnifico en virtud de la resistencia al cambio, resistencia que se relaciona con la conciencia y sentido que le damos a la vida.
Como yo lo veo, ofenderse es el mejor de los regalos. Uno se ofende cuando le dicen algo que le duele, que en un principio hubiera preferido no escuchar, y le duele precisamente porque es cierto, sino uno seria totalmente transparente al juicio, opinión, o crítica de cualquiera. Ofenderse sirve para darse cuenta que le han dado una colleja a tu ego, que te han puesto el dedo en la llaga, y tu orgullo se siente herido, eso demuestra que nos han detectado un defecto. A partir de aquí se puede seguir negando, o se puede aceptar como un trabajo que hacer, como un aspecto de mi que puedo transformar o madurar, porque nada es fijo en la vida, e igual que un niño se hace mayor y un día es adulto, un defecto un día madura y se convierte en virtud. Reconocer el egoísmo del ego, y aceptarlo, se transforma en la virtud de la humildad, y del mismo modo aceptar cualquier miedo que la mente sea capaz de elaborar, se transforma en amor hacia todas las cosas, hacia los demás y hacia uno mismo. La vida empieza a ser maravillosa cuando decidimos transformarnos en lugar de ofendernos, solo hay que tener la valentía de reconocer que la verdad siempre duele y ofende, y esa es la puerta de salida del laberinto del sufrimiento.

Me ha gustado tu escrito Bett, muchos tendrían que aprender. Un saludo.

Pues yo me había propuesto ser más egoísta. No es que antes fuera generoso, pero sí que he notado a lo largo de los años que me han tomado por tonto.

A estas alturas quiero disfrutar de mi tiempo, de mis aficiones y de mis recursos. Ya estoy mayor para ir perdiendo el tiempo.