Corruptos, corruptores y corruptelas

CORRUPTOS, CORRUPTORES Y CORRUPTELAS

Hubo alguien que dijo que todo hombre tiene un precio, y otro que dijo que mientras en Europa y en el mundo hubiera paraísos fiscales, y empresas que se dedican a blanquear y evadir capitales de los corruptos, no habrá ni justicia social, ni verdadera democracia.

Pero la corrupción en la política, en las empresas y en la vida misma ordinaria ha existido siempre, solo que no en el grado de importancia de ahora.
Y la corrupción ha llegado a la casa de Estrasburgo, en donde se consideraba ser la meca de la honorabilidad, de la decencia europea, en dónde todo era intachable y de seriedad personal, sin embargo, y en este caso, han sido los petrodólares los que han comprado conciencia y voluntades. La mafia universal de favores por millones ha entrado en esa alta sede como entra en todos los sitios.

Pero sin ir más lejos tenemos en este país líder y paraíso de los corruptos, a un presidente que gano en las pasadas elecciones prometiendo y jurando que si gobernaba, lucharía contra la corrupción del anterior gobierno del PP, pero lo que es meterse de lleno en ese mundo ocurro de la política y ahora se saca una ley que ampara y perdona años de cárcel, y capital, tanto a los corruptos como a los golpistas contra el estado.

Prometió también aplicarle un impuesto a la banca y hacer que la iglesia católica pagara sus impuestos, el IBI de sus inmensas mansiones, pero nada de eso ha cumplido, estamos a acostumbrados a que los políticos una vez sumergidos en ese mundo de dame eso por eso, nunca cumpla lo prometido.

Por otro lado, sus socios de gobierno, progresistas, ellos, o más bien catastrofistas, se sacan y para como dicen proteger a las mujeres y defender el feminismo, una ley llamada “si es si” y provocan que con ella salgan a la calle peligrosos violadores y maltratadores.

También esto es una corruptela, engañar a los votantes y trabajadores, siempre en benéfico de los que más tiene que van untando por los ministerios.

Pero todo está montado de esa forma y en el engranaje del país, si no existieran los incentivos monetarios, todo sería diferente. Porque la corrupción entra de lleno en todas partes, desde el empresario que suelta billetes a un jefe de compra, hasta el banco que compra a cualquier ministro, o la empresa que unta a las inspecciones de sanidad, para que haga la vista gorda. O avise de su llegada.

La lucha contra la corrupción es una utopía porque es tan grande y generalizada, que no tiene solución.