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LA " MONI" Y EL "GASOLINA"
2 participantes
El foro Plural :: General :: De todo
Página 1 de 1.
LA " MONI" Y EL "GASOLINA"
LA " MONI" Y EL "GASOLINA"
Pag.12, 13, y 14 de mi novela " TIEMPOS DE POSTGUERRA"
Se complace la petición de la amiga Naia
Otro día los amigos que por hacer algo se entretenían en construirse un patinete con
una caja vacía de madera, y cuatro rodamientos que habían encontrado en la chatarra
del cuartel, vieron pasar a lo lejos a estos dos personajes, a "La moni" y al "El gasolina" que eran dos sarasas amigos y compañeros en aventuras de amores, famosos en la comarca por su escandalosa forma de vestir con ropas de exagerados colorines, y sus expresivas maneras femeninas de comportarse. Muy al contrario de las maneras ordinarias de "El gasolina" que aparecía por el barrio a temporadas, "la Moñi'" sin embargo era del pueblo, y se ganaba bien la vida pintando y blanqueando por las casas, y siempre estaba de bromas y de chistes. Cuando subido en la escalera cantando a pleno pulmón canciones de la época que hablaban de amores imposibles y desgraciados, se sentía orgulloso de su cante, sobre todo cuando las vecinas acudían, y en corro le jaleaban, y le animaban a que siguiera cantando. Todos los vecinos lo pasaban muy bien con sus ocurrentes salidas de tono, siempre simpáticas y sin mala fé y los vecinos parecían estar contentos con su trabajo, porque nunca dejaban de llamarlo y este nunca le faltaba. "La Moni" era hijo único de tm militar de carrera, que um dia le hecho de casa cuando vio de que su hijo al que le tenía reservado un notable puesto en el ejército, ya no podía disimular su condición de mariquita.
Los Domingos y días de fiestas "El Gasolina" aparecía por el pueblo vestido con sus
mejores ropas, y por la tarde cuando Llegaba la hora que la gente se bajaba a pasear, se sentaba junto a su amigo en un banco del paseo, siempre en el mismo sitio, en uno que había frente a la pastelería "La Campana" junto a la fuente, y ahí se quedaban los dos las horas muertas contemplando con deseo a los grupos de soldados y de jóvenes que por allí pasaban. Y era raro que estos grupos al verlos no se metieran con ellos, imitando y exagerando sus maneras de hablar y de andar gastando bromas y riéndose les, pero los sarasas, lejos de callarse avergonzados, contestaban a su vez con insultos tan sucios y malsonantes, que hacían enrojecer a las chicas, y volver la cabeza de las mujeres mayores.
"L«-Moni" que por lo habitual era de naturaleza simpática y el hablar con el
era reír sin parar por la facilidad de palabra que tenía para los chistes que contaba,
cuando se juntaba con "El Gasolina", se volvía huraño y silencioso. Su amigo solo
aparecía los fines de semanas, después los demás días no se le volvía a ver, aunque
"La Moni" tenía otra amiga, esta era una mujer ya entrada en años, viuda, y bizca de un ojo que se ganaba la vida con los soldados a los que citaba en una barraca que tenía por la sahda del pueblo.
LA BARRACA
La casucha estaba cerca de la última curva, bajando la carretera, antes de llegar al
cuartel, estaba medio construida de chapas, cartones, y de alguna que otra' uralita que
Pag. N° 13
a duras penas tapaba la vida de su interior. Se levantaba en lo alto de un
promontorio de tierra rodeada de matojos de forma que para llegar a ella había que
andar pisando fuerte para no acabar rodando por la pendiente al menor resbalón.
Pintada a trozos de blanco, y de óxido la mayor parte, era visible desde todas partes,
por eso cuando aquella tarde "Mano de Piedra" y "El Rano" la vieron pasar tan
peripuesta y decidida, ya sabían adonde se dirigía. Fue entonces cuando los amigos
se miraron, y como adivinando los pensamientos, recogieron deprisa los tratos que
tenían entre las manos, y lo llevaron corriendo a casa de Pedro, allí dejaron a la abuela
gritandoles desde la puerta, y salieron corriendo en pos de "La Moni".
A prudente distancia, sin acercarse demasiado, veían al homosexual caminar delante
suyo con aquellos andares de princesa que lo caracterizaba, y dejando detrás suyo xma
fuerte estela de perfume. Caminaba con pasos resueltos, y después de dejar atrás las
últimas casas, solo se le veía a él solitario en la ya oscura carretera. Aunque "El Rano"
no podía correr mucho porque el zapato de goma le había hecho una herida en el pie
aligeraron el paso, y se metieron campo a través con la idea de atajar camino y ganar
tiempo. Aquella misma mañana había llovido y al andar en la oscuridad por mucho
cuidado que tuvieron se llenaron de barro hasta los tobillos, aun así no retrasaron el
paso, y llegaron a la barraca mucho antes que "La Moni" por lo que tuvieron que
esperar escondido por las cercanías, sin llegar a entrar en el círculo de luz que producía
una solitaria y triste bombilla, que colgando de un, y al igual que un iluminado centinela, indicaba el camino. Acurrucados en aquel improvisado escondite no tuvieron que esperar mucho, al poco, y desde donde estaban apostados lo vieron
llegar, pasar solicito y sonriente por entre un grupo de soldados que esperaban su
tumo para entrar en la barraca, y perderse en el interior de la casucha.
Rompiendo la serenidad de la noche, desde dentro de aquel montón de cartones y chapas oxidadas salía la potente voz de rafael Fariña cantando su Salamanca Campera, mientras que fuera, los amigos se morían de ganas por saber lo que pasaba alli dentro.
Con sigilo, y como habían visto hacer a los indios en las películas del Oeste se
acercaron aún más, pero por la parte de atrás en donde la oscuridad era total, ima vez
allí y muy pegados a las delgadas paredes que retemblaban por el sonido de la música,
empezaron a buscar por entre las chapas alguna rendija o pequeña ranura por la que
mirar hacia dentro, pero por mucho que buscaron no hubo manera, así que
contrariados y cansados por el esfuerzo y el fracaso, se sentaron en el suelo y como al
"El Rano" le molestaba el zapato, se lo quitó apoyándose para ello en un grueso
alambre que bajando desde la esquina del techo en diagonal hasta el suelo desaparecía
por entre la hierba en el suelo, y que probablemente serviría para tender la ropa, o para que aquella precaria construcción no acabara por un golpe de viento rodando cuesta abajo. Entonces, "Mano de Piedra" como para saber el estado de la herida de su amigo, también se apoyó en aquel cable, y ya fuera porque el agua de la lluvia de la mañana se había llevado la tierra de los pobres cimientos, o que el peso de los amigos fuera mucho, el caso era que
Pag. Nº 14
y se novia peligrosamente. Los amigos que se dieron cuenta de esto volvieron a
empujar, pero ahora con más fuerza, una y otra vez, apoyándose en el peso de sus cuerpos, y cada vez con más bríos hasta que en un momento dado, en imo de aquellos vaivenes, la chabola, con gran intrépido de chapas cayendo, se vino abajo con una nube de polvo más bien dándose la vuelta completa sobre si misma, quedándose boca arriba, y apareciendo de’ pronto, y debajo de la luz de la bombilla el catre, la mesita de noche con el quinqué encendido, y al marica, a la mujer y a su acompañante, desnudos mirando al cielo y paralizados por la sorpresa. A continuación los penetrantes, agudos y enloquecidos aullidos que dieron a dúo la mujer y la Moñi, en el silencio de la noche fueron tan fuertes que se pudieron oír en todo el pueblo, y el jaleo que formaron la pareja aquella noche se recordaría durante años, pues hasta el cuerpo de guardia del cuartel dio la voz de alarma.........................
Registrado en el colegio de autores de la localidad, todos los derechos reservados,
3524, // Reg.
Pag.12, 13, y 14 de mi novela " TIEMPOS DE POSTGUERRA"
Se complace la petición de la amiga Naia
Otro día los amigos que por hacer algo se entretenían en construirse un patinete con
una caja vacía de madera, y cuatro rodamientos que habían encontrado en la chatarra
del cuartel, vieron pasar a lo lejos a estos dos personajes, a "La moni" y al "El gasolina" que eran dos sarasas amigos y compañeros en aventuras de amores, famosos en la comarca por su escandalosa forma de vestir con ropas de exagerados colorines, y sus expresivas maneras femeninas de comportarse. Muy al contrario de las maneras ordinarias de "El gasolina" que aparecía por el barrio a temporadas, "la Moñi'" sin embargo era del pueblo, y se ganaba bien la vida pintando y blanqueando por las casas, y siempre estaba de bromas y de chistes. Cuando subido en la escalera cantando a pleno pulmón canciones de la época que hablaban de amores imposibles y desgraciados, se sentía orgulloso de su cante, sobre todo cuando las vecinas acudían, y en corro le jaleaban, y le animaban a que siguiera cantando. Todos los vecinos lo pasaban muy bien con sus ocurrentes salidas de tono, siempre simpáticas y sin mala fé y los vecinos parecían estar contentos con su trabajo, porque nunca dejaban de llamarlo y este nunca le faltaba. "La Moni" era hijo único de tm militar de carrera, que um dia le hecho de casa cuando vio de que su hijo al que le tenía reservado un notable puesto en el ejército, ya no podía disimular su condición de mariquita.
Los Domingos y días de fiestas "El Gasolina" aparecía por el pueblo vestido con sus
mejores ropas, y por la tarde cuando Llegaba la hora que la gente se bajaba a pasear, se sentaba junto a su amigo en un banco del paseo, siempre en el mismo sitio, en uno que había frente a la pastelería "La Campana" junto a la fuente, y ahí se quedaban los dos las horas muertas contemplando con deseo a los grupos de soldados y de jóvenes que por allí pasaban. Y era raro que estos grupos al verlos no se metieran con ellos, imitando y exagerando sus maneras de hablar y de andar gastando bromas y riéndose les, pero los sarasas, lejos de callarse avergonzados, contestaban a su vez con insultos tan sucios y malsonantes, que hacían enrojecer a las chicas, y volver la cabeza de las mujeres mayores.
"L«-Moni" que por lo habitual era de naturaleza simpática y el hablar con el
era reír sin parar por la facilidad de palabra que tenía para los chistes que contaba,
cuando se juntaba con "El Gasolina", se volvía huraño y silencioso. Su amigo solo
aparecía los fines de semanas, después los demás días no se le volvía a ver, aunque
"La Moni" tenía otra amiga, esta era una mujer ya entrada en años, viuda, y bizca de un ojo que se ganaba la vida con los soldados a los que citaba en una barraca que tenía por la sahda del pueblo.
LA BARRACA
La casucha estaba cerca de la última curva, bajando la carretera, antes de llegar al
cuartel, estaba medio construida de chapas, cartones, y de alguna que otra' uralita que
Pag. N° 13
a duras penas tapaba la vida de su interior. Se levantaba en lo alto de un
promontorio de tierra rodeada de matojos de forma que para llegar a ella había que
andar pisando fuerte para no acabar rodando por la pendiente al menor resbalón.
Pintada a trozos de blanco, y de óxido la mayor parte, era visible desde todas partes,
por eso cuando aquella tarde "Mano de Piedra" y "El Rano" la vieron pasar tan
peripuesta y decidida, ya sabían adonde se dirigía. Fue entonces cuando los amigos
se miraron, y como adivinando los pensamientos, recogieron deprisa los tratos que
tenían entre las manos, y lo llevaron corriendo a casa de Pedro, allí dejaron a la abuela
gritandoles desde la puerta, y salieron corriendo en pos de "La Moni".
A prudente distancia, sin acercarse demasiado, veían al homosexual caminar delante
suyo con aquellos andares de princesa que lo caracterizaba, y dejando detrás suyo xma
fuerte estela de perfume. Caminaba con pasos resueltos, y después de dejar atrás las
últimas casas, solo se le veía a él solitario en la ya oscura carretera. Aunque "El Rano"
no podía correr mucho porque el zapato de goma le había hecho una herida en el pie
aligeraron el paso, y se metieron campo a través con la idea de atajar camino y ganar
tiempo. Aquella misma mañana había llovido y al andar en la oscuridad por mucho
cuidado que tuvieron se llenaron de barro hasta los tobillos, aun así no retrasaron el
paso, y llegaron a la barraca mucho antes que "La Moni" por lo que tuvieron que
esperar escondido por las cercanías, sin llegar a entrar en el círculo de luz que producía
una solitaria y triste bombilla, que colgando de un, y al igual que un iluminado centinela, indicaba el camino. Acurrucados en aquel improvisado escondite no tuvieron que esperar mucho, al poco, y desde donde estaban apostados lo vieron
llegar, pasar solicito y sonriente por entre un grupo de soldados que esperaban su
tumo para entrar en la barraca, y perderse en el interior de la casucha.
Rompiendo la serenidad de la noche, desde dentro de aquel montón de cartones y chapas oxidadas salía la potente voz de rafael Fariña cantando su Salamanca Campera, mientras que fuera, los amigos se morían de ganas por saber lo que pasaba alli dentro.
Con sigilo, y como habían visto hacer a los indios en las películas del Oeste se
acercaron aún más, pero por la parte de atrás en donde la oscuridad era total, ima vez
allí y muy pegados a las delgadas paredes que retemblaban por el sonido de la música,
empezaron a buscar por entre las chapas alguna rendija o pequeña ranura por la que
mirar hacia dentro, pero por mucho que buscaron no hubo manera, así que
contrariados y cansados por el esfuerzo y el fracaso, se sentaron en el suelo y como al
"El Rano" le molestaba el zapato, se lo quitó apoyándose para ello en un grueso
alambre que bajando desde la esquina del techo en diagonal hasta el suelo desaparecía
por entre la hierba en el suelo, y que probablemente serviría para tender la ropa, o para que aquella precaria construcción no acabara por un golpe de viento rodando cuesta abajo. Entonces, "Mano de Piedra" como para saber el estado de la herida de su amigo, también se apoyó en aquel cable, y ya fuera porque el agua de la lluvia de la mañana se había llevado la tierra de los pobres cimientos, o que el peso de los amigos fuera mucho, el caso era que
Pag. Nº 14
y se novia peligrosamente. Los amigos que se dieron cuenta de esto volvieron a
empujar, pero ahora con más fuerza, una y otra vez, apoyándose en el peso de sus cuerpos, y cada vez con más bríos hasta que en un momento dado, en imo de aquellos vaivenes, la chabola, con gran intrépido de chapas cayendo, se vino abajo con una nube de polvo más bien dándose la vuelta completa sobre si misma, quedándose boca arriba, y apareciendo de’ pronto, y debajo de la luz de la bombilla el catre, la mesita de noche con el quinqué encendido, y al marica, a la mujer y a su acompañante, desnudos mirando al cielo y paralizados por la sorpresa. A continuación los penetrantes, agudos y enloquecidos aullidos que dieron a dúo la mujer y la Moñi, en el silencio de la noche fueron tan fuertes que se pudieron oír en todo el pueblo, y el jaleo que formaron la pareja aquella noche se recordaría durante años, pues hasta el cuerpo de guardia del cuartel dio la voz de alarma.........................
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3524, // Reg.
Rocinante- Magna Cum Laude
-
Mensajes : 7657
Fecha de inscripción : 15/05/2017
Re: LA " MONI" Y EL "GASOLINA"
*Naia* escribió:Gracias por la deferencia, querido amigo :D
Gracias a ti por leerme.
Saludos
Rocinante- Magna Cum Laude
-
Mensajes : 7657
Fecha de inscripción : 15/05/2017
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