Hilo para dar los buenos días

Buenos días, me he ido a vivir a la nevera , y no tengo nada que contar salvo que estoy en la gloria con una temperatura agradable solo que estoy sentado sobre el congelador y se me están helando los guitis, también el packbric de leche desnatada se me clava en el costado izquierdo y  los  quesitos y las frutas con mi calor se van poniendo pochos hasta a las berenjenas le están saliendo arrugas. Menos mal que tengo un cartón de gazpacho cerca y me pongo fino. No me falta de comer ni de beber, por añoro la vida de la calle.

Saludos

DESDE MI NEVERA:

Buenos días, en realidad no se como son ya que en la nevera todos los días son iguales, pero de todas formas, y pese a todo el calor,  feliz martes.

Sigo en ella, anoche sali para ver las noticias en la tele, pero siempre son las mismas, con desgracias, accidentes, terremotos, incendios, huelgas asesinatos, y el timo de este gobierno socialista que nos quiere meter hasta las próximas elecciones, despùes me salí a la galería pero el aire era tan caliente y tan irrespirable, que me volví de nuevo a mi cubil en donde se está bien, fresquito, y bien alimentado, salvo cuando las verduras, legumbre y otros alimentos  se pelean entre ellos, y es que no pueden estar juntos porque la política los enemista, las fresas de Lepe, los pepinos de Almería, las gambas de Huelva, y los melones de villaconejos están todos en un cajón, pero siempre se deja caer por allí, rodando, alguna que otra pera limonera de Lérida para decirles que ella no es española, que vale mas que ellos, que es mas dulce y señora, que si ellos solo son forraje de ganado etc. a todo esto el jamón serrano que como está envasado al vacío no puede contestarle,  se remueve en su envase, y el queso gallego, que está junto al fuet de Vich parece que le dan la razón, y se arma tal jaleo que armado con el paquete de cecina, dura como una piedra, pegó un golpe en la pared de frigorífico y gritó ¡¡A callarse todo el mundo co....que si no se callan, les mandó a todos al congelador!!! y se callan, porque al congelador le tienen miedo ya que es una muerte anticipada, ya que los deja aletargados y sin movimientos. Después con el rumrum de motor me duermo .

Saludos

Buenos y calurosos días vecinos del foro, por aquí rondamos los 35 Cº y subiendo, un verano calentito como para no quejarnos, esperamos que las tormentas de Agosto enfien el patio. Bueno, pues esta mañana salí de mi nevera, algo me sentó mal, y he visitado mas al lavabo que a la ducha, podría haber sido el gazpacho que lo mezcle con unos cuantos cubatas, o que no paro de comer allí dentro. He salido, y el sofoco de fuera me ha tentado de volver a meterme en mi fresquito nido, pero hay que hacer vida social y entre legumbres, verduras y semicongelados no se relaciona uno como debiera, así que me fui para el gimnasio, antes he pasado por la reunión mañanera y cafetera de los viejos con carnet y después de arreglar el mundo, he entrado en el mundo de las pesas y los sudores, el boxer ni me ha saludado, tendido y exhausto como estaba  en el suelo. Se vende mas agua aquí dentro que en un supermercado, bidones de cinco litros se tragan los atletas, porque se entra obeso y se sale con diez kilos menos de lo que
se suda allí dentro, es una sauna no un gimnasio porque al aire acondiconado se le ignora porque pasa desapercibido, y no hay que entrarle muy fuerte a los ejercicios porque si no, no sales de allí vivo, así que muy suavemente me he presentado a las máquinas y después de saludarlas, me he marchado. Afuera en el horno de las calles, las gentes sentada en los bancos, se fríen a fuego lento, pero contentas, ya que Sarna con gusto no pica. No somos na, y sudando tanto, mucho menos.

Ssludos

Rusko escribió:Gazpacho con cubatas...... :shock: :roll: . Jo, Rocinante, vaya combustible que te gastas... Luego te quejarás de visitar el lavabo cada cinco minutos, jojojo  

Sí.... hace calor...., pero esto es puntual. Dentro de seis meses os estaréis quejando del frío. El caso es quejarse :twisted:

¡¡¡jejejeje!!! Es verdad coleguita Rusky, porque en estos días de fuego (el agua  de fuego solo la tomo en la intimidad) recuerdo aquellos días del invierno y he recuperado algo que escribí en esos días en que se helaba hasta el aliento.

COSAS DEL INVIERNO

Nunca me había pasado, y mira que he tenido perros, y he padecido de inviernos duros, pero lo del otro día fue tremendo.
Andaba yo con mi mascota, como siempre paseando, pensando en los foros y mi canino, mi colmillo no, el perro olisqueando aquí y allá, buscando rastros de otros perros para además de dejarse olisquear sus plantas eróticas, dejar su huella en forma de liquido elemento, cuando me tope a voz en pronto (como las novelas antiguas) con   Vicente, el "Karmeliya" como le llamamos. Compañero del curro, y amigo de aventuras y abordajes.

Mi amigo, además de tener una "venilla" más bien que pierde aceite, más que un Pegaso antiguo, casca, raja con un vendedor ambulante, como un político en épocas de elecciones, como una suegra despechada, o como una portera aburrida no para, es una maquina parlante pero con patas.
Hablar con mi amigo no es hablar, es solo escuchar, y a veces si puedes, y si se tiene ocasión, decir si o no, porque el se encarga de todo, de las respuestas, del parecer de los dos, de la opinión, de todo.
Estábamos a menos dos grados, pero la temperatura a aquella hora de la tarde bajo aún mas, de forma que las horas pasaban allí de pié en la calle, y mi perrilla, cansada de la espera, y quizás adormecida por la música continua que le venía desde arriba se sentó junto a mis zapatos.
Pasaban las horas, y yo notaba que una bolsa de plástico que llevaba colgada de los dedos, me estaba cortando al circulación, el frío era insoportable, por lo que aprovechando un respiro del "Karmeliya" le dije adiós y salí corriendo, pero la perrilla no andaba, así que pensando que estaba cansada, la cogí en brazos y cargué con ella hasta el chabolo, una vez allí comprobé que además de que los yogures que llevaba en la bolsa habían caducado, la perrilla no se movía, se mantenía en la misma posición que en la calle.
Con los ojos vidriosos y fijos, el pelo tieso y el rabo como una barra de hierro. Mi perrilla estaba tiesa, congelada, como un témpano, como un cubito, ¡que barbaridad! había que hacer algo, si no quería quedarme huérfano de perro, entonces encendí la estufa, y como si el animal fuera de madera, o de yeso, tieso y rígido, la arrimé, y poco a poco con el calor su aspecto ge cambiando, empezó a sacar la lengua, a mirarme con despreció, y a mover el rabo, estaba salvada, pero desde entonces ha dejado de hablarme.

Rocinante     26/03/20XX   (derechos reservados)