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En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
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Tallaferro
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Rusko
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Página 4 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
¿Cómo ves el futuro?
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Cuando el estado monta las industrias en Cataluña, y las privilegia, lo normal es que Cataluña se desarrolle y otras regiones que hicieran la competencia, se hundan. Así fue la industria en España, desmantelada en Andalucía y fomentada en Cataluña. Pues, ¿dónde irán los andaluces?, pues a donde haya trabajo.
(Luego lo gracioso es que la mayor empresa textil que hay en España sea la gallega Zara... Cuando se suprimen los aranceles proteccionistas y Cataluña deja de jugar con cartas marcadas, pasan esas cosas...)
Pero esto es otro tema. El tema del hilo es que EN UN TERCIO DE ESPAÑA NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL. Tanto un catalán que se llame Ferrer Dalmau como otro catalán que se llame García (el apellido más catalán de todos...., aunque sea de origen vasco), tienen derecho a que sus hijos o ellos mismos estudien con el español como lengua vehicular. ¿Por qué no se puede? ¿Por qué el caso español es único en el mundo?
(Luego lo gracioso es que la mayor empresa textil que hay en España sea la gallega Zara... Cuando se suprimen los aranceles proteccionistas y Cataluña deja de jugar con cartas marcadas, pasan esas cosas...)
Pero esto es otro tema. El tema del hilo es que EN UN TERCIO DE ESPAÑA NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL. Tanto un catalán que se llame Ferrer Dalmau como otro catalán que se llame García (el apellido más catalán de todos...., aunque sea de origen vasco), tienen derecho a que sus hijos o ellos mismos estudien con el español como lengua vehicular. ¿Por qué no se puede? ¿Por qué el caso español es único en el mundo?
Rusko- Magna Cum Laude
- Mensajes : 9198
Fecha de inscripción : 27/04/2017
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Tallaferro escribió:.
Han subido el nivel actual del progreso Cataluña, los que no fueron capaces de levantar el nivel de su tierra de nacimiento.
Saludos.
Vamos, que lo que vais a hacer los separatistas es ponerle un Monumento a Franco. Sólo recordarte el decreto de 1943 (con Franco) por el que se establece que sólo Cataluña y Valencia pueden celebrar ferias internacionales y que no fue abolido hasta 1979 con lo que Cataluña contó con el monopolio durante 36 años gracias a Franco.
Si contar con las ayuditas que Franco le dio al Barça recalificando personalmente su deuda para que no entrara en quiebra por la construcción del Nou Camp.
Pd. Por eso, y por si no lo sabías, a Franco le dieron DOS MEDALLAS de oro del club ahora separatista. Si contar el homenaje que le dieron en 1971 por la construcción del Palau Blaugrana y el palacio de Hielo.
zampabol- Magna Cum Laude
- Mensajes : 14071
Fecha de inscripción : 27/04/2017
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Rusko escribió:Cuando el estado monta las industrias en Cataluña, y las privilegia, lo normal es que Cataluña se desarrolle y otras regiones que hicieran la competencia, se hundan. Así fue la industria en España, desmantelada en Andalucía y fomentada en Cataluña. Pues, ¿dónde irán los andaluces?, pues a donde haya trabajo.
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Sencillamente, no se protegió la industria en Andalucía, y sí en Cataluña (cuando digo proteger, digo privilegiar). No había ningún problema en focalizar en Cataluña la industria, porque Cataluña era españolísima en el siglo XIX. Que se protegiera Cataluña por parte del estado español era lógico porque era proteger la industria española...., aun a costa de que esos aranceles convirtiesen el resto de España en un mercado cautivo de la industria catalana..., y que se olviden los valencianos y murcianos de exportar nada (en reciprocidad, los extranjeros pondrían aranceles a otros productos españoles de otras regiones). Lo que ganaba Cataluña, lo perdían otras regiones... pues así es el proteccionismo. Y los bisnietos de los protegidos, ¡ya no se sienten tan españoles como sus abuelos del siglo XIX!, ¡manda cojones! Se quedan con el dinero y con la población y ahora quieren romper la baraja...
Rusko- Magna Cum Laude
-
Mensajes : 9198
Fecha de inscripción : 27/04/2017
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Vaya..., había prometido a Zampabol que no diría palabras gruesas. Bueno..., entonces digo ¡manda carallo! o ¡manda collons! Mejor así, ¿no?, jejeje
Rusko- Magna Cum Laude
-
Mensajes : 9198
Fecha de inscripción : 27/04/2017
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Un artículo que leí hace poco en twitter..., pero que veo que no es tan nuevo sino que es del 2014... Bueno..., la verdad es que estamos con la matraca separatista desde entonces e incluso antes:
No es exactamente la industria malagueña o la andaluza, que fracasó mientras triunfaba la catalana, sino de la gallega. El caso es que el resultado es el mismo: se focaliza la industria en Cataluña (bueno, y cornisa cantábrica), languideciendo el resto. Qué tiempos aquellos en que toda España era tan española..., y daba igual que la industria estuviera en Avilés, Bilbao o Barcelona, pues toda era industria española...
http://www.abc.es/espana/20140210/abci-como-cataluna-volvio-rica-201402100444.html
De cómo Cataluña se volvió rica y Galicia, pobre
En el siglo XIX los aranceles proteccionistas establecidos por el Gobierno de España permitieron el despegue de la industria catalana, una apuesta que relegó a otras comunidades
La memoria es corta. Tendemos a interpretar el pasado filtrándolo por el tamiz de lo que vemos en el tiempo presente. Si en una charla de cafetería preguntásemos cuál de estas dos regiones, Cataluña o Galicia, contaba con más población en el siglo XVIII, indudablemente la mayoría de los parroquianos nos dirían que Cataluña, pues hoy la comunidad mediterránea aventaja a la atlántica en 4,8 millones de habitantes. Sin embargo, lo cierto es que en 1787 Galicia tenía más población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a 802.000 catalanes. Los saludables datos demográficos del confín finisterrano eran además un síntoma de pujanza. En el siglo XVIII algunos pensadores ilustrados presentaban a Galicia ante otros pueblos de España como un ejemplo de sociedad bien articulada económicamente.
Bendecida por un clima templado y con generosos dones naturales, ya bien conocidos desde los romanos, buenos amigos de su oro y su godello, entre 1591 y 1752 se estima que Galicia duplicó su población. Su éxito se basaba en una agricultura autosuficiente, que recibió un empujón formidable con la perfecta y temprana aclimatación del maíz a los valles atlánticos. Pero había más. Una primaria industria popular, cuyo mejor ejemplo era el lino. Y también, claro, los recursos de las salazones de pescado, donde tanto ayudaron empresarios catalanes; la minería, las exportaciones ganaderas, el comercio de sus puertos… Todo ese edificio gallego, tan perfectamente ensamblado durante siglos y triunfal en el XVIII, entrará en crisis súbitamente en el XIX y se vendrá abajo. Fue un colapso de naturaleza maltusiana (Galicia se torna incapaz de atender las necesidades que genera su bum demográfico) y da lugar a un éxodo de magnitudes trágicas: desde finales del siglo XVIII hasta los años 70 del siglo pasado se calcula que un millón y medio de personas huyeron de la miseria de Galicia. Buenos Aires fue durante largo tiempo la segunda ciudad con más gallegos y ese gentilicio todavía es allí sinónimo de español.
¿Por qué se hunde Galicia en el siglo XIX? Porque decisiones políticas externas voltean su modo de vida tradicional. La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Los nuevos impuestos del Estado liberal, que sustituyen a los eclesiásticos, obligan al campesinado a pagar en líquido, en vez de en especie, y lo acogotan. Aislado del milagro del ferrocarril, el Noroeste languidece, lejano, ajeno a los nuevos focos fabriles, establecidos en Cataluña, con su monopolio de la industria del algodón, y en el País Vasco, cuya siderurgia pasa a ser también protegida como empresa de interés nacional.
Stendhal ante el proteccionismo
El declive de Galicia en el XIX coincide con el espectacular ascenso de Cataluña, debido al ingenio y laboriosidad de su empresariado y a su condición de puerta con Francia. Pero hubo algo más. En su Diario de un Turista, de 1839, Stendhal, el maestro de la novela realista, recoge con la perspicacia propia de su talento sus impresiones tras un viaje de Perpiñán a Barcelona: «Los catalanes quieren leyes justas –anota–, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara». Stendhal, que amén de escritor era también un ducho conocedor de la administración napoleónica, para la que había trabajado, capta al instante la anomalía: el arancel proteccionista, implantado por los gobiernos de España en atención a la perpetua queja –y excelente diplomacia– catalana, ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés. Un premio colosal, pues no había entonces industria más importante que la del algodón, que será pronto matriz de otras, como la química. Esa descompensación primigenia, el arancel, reescribe toda la historia económica de España. A partir de esa discriminación positiva inicial, que le permite arrancar con ventaja frente a las otras comunidades, pues España era un páramo industrial, Cataluña va acumulando más y más espaldarazos por parte del Estado. Aunque también hay que ensalzar el ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.
Cataluña, siempre lo primero
La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. Galicia contará con su primer tren en 1885, ¡37 años después! La primera empresa de producción y distribución de fluido eléctrico a los consumidores se creó en Barcelona, en 1881, se llamaba, y es significativo, Sociedad Española de Electricidad. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886. La teoría del agravio a Cataluña no se sostiene. De hecho, el resto de España todavía aportará algo más: mano de obra masiva y barata para atender a la única industria que existía, la catalana (salvo el oasis de Vizcaya).
En el siglo XX llegaran más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Fue abolido en 1979 y solo entonces podrá crear Madrid su feria, la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas que se construyen en España (Galicia completó su conexión con la Meseta en el 2001 y la unión con Asturias se culminó hace dos semanas). La fábrica de Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado (o acaso cree alguien que aquello se logró y se costeó solo por obra y gracia del Ayuntamiento de Barcelona y el gracejo de Maragall). En los años noventa se completará la entrega a empresas catalanas del sector estratégico de la energía, un opíparo negocio inscrito en un marco regulado. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la gasera catalana, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas. Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña. También es privilegiada en las inversiones de Fomento y se le permite aprobar un estatuto anticonstitucional que establece algo tan insólito como que la instancia inferior, Cataluña, fije obligaciones de gasto a la superior, España. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE en la primera década del siglo XXI, mientras que la línea a Galicia todavía no tiene fecha cierta y los próceres de CiU presionan que no se construya.
Retroceso con la libertad
Cuando llegan las libertades económicas y se evaporan los aranceles y los monopolios, España logra crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía nazca en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante un siglo largo disfrutó del monopolio del algodón y el textil. Lo mismo sucede con las ferias de muestras de Barcelona y Madrid.
En realidad la libertad económica, unida al ensimismamiento nacionalista, sienta mal a Cataluña, acostumbrada a competir apoyada en la muleta del Estado intervencionista. Según la serie histórica de desarrollo regional de Julio Alcaide para BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña; Galicia se perdía en el puesto quince. En el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña caía al cuarto lugar; y el País Vasco, al sexto; por su parte Galicia recortaba varios puestos.
Las sorpresas del siglo XXI
El corolario de esta historia es que hoy Galicia coloca sus bonos y presenta unas cuentas saneadas, mientras que Cataluña vuelve a estar sostenida por el Estado, pues su deuda padece la calificación de bono basura y se ha quedado fuera de mercado.
Galicia ha vadeado el sarampión nacionalista (Fraga fue un disperso presidente regional, pues su gobernanza era un atolondrado ir de aquí para allá sin proyectos claros, pero tuvo una idea genialoide: ocupó el espacio del nacionalismo, creando un galleguismo sentimental e intrusivo, pero imbricado en España).
Los gallegos saben que si un café vale 1,20 euros en Tui y 90 céntimos al otro lado del río, en Valença do Minho (Portugal) es porque formar parte de España reporta un mayor nivel de vida, y asumen que ese plus es lo que hace viable a Galicia.
Por el contrario Cataluña, desconcertada al verse obligada a competir en el mercado abierto, desangradas sus arcas por la entelequia identitaria, se deja embaucar por los cantos de sirena de la independencia, inculcada sin descanso por el aparato de poder nacionalista, con técnicas de propaganda de trazas goebbelianas.
España es una buena idea. La libertad, también. Y a veces, como ahora, libertad y España son sinónimos.
No es exactamente la industria malagueña o la andaluza, que fracasó mientras triunfaba la catalana, sino de la gallega. El caso es que el resultado es el mismo: se focaliza la industria en Cataluña (bueno, y cornisa cantábrica), languideciendo el resto. Qué tiempos aquellos en que toda España era tan española..., y daba igual que la industria estuviera en Avilés, Bilbao o Barcelona, pues toda era industria española...
http://www.abc.es/espana/20140210/abci-como-cataluna-volvio-rica-201402100444.html
De cómo Cataluña se volvió rica y Galicia, pobre
En el siglo XIX los aranceles proteccionistas establecidos por el Gobierno de España permitieron el despegue de la industria catalana, una apuesta que relegó a otras comunidades
La memoria es corta. Tendemos a interpretar el pasado filtrándolo por el tamiz de lo que vemos en el tiempo presente. Si en una charla de cafetería preguntásemos cuál de estas dos regiones, Cataluña o Galicia, contaba con más población en el siglo XVIII, indudablemente la mayoría de los parroquianos nos dirían que Cataluña, pues hoy la comunidad mediterránea aventaja a la atlántica en 4,8 millones de habitantes. Sin embargo, lo cierto es que en 1787 Galicia tenía más población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a 802.000 catalanes. Los saludables datos demográficos del confín finisterrano eran además un síntoma de pujanza. En el siglo XVIII algunos pensadores ilustrados presentaban a Galicia ante otros pueblos de España como un ejemplo de sociedad bien articulada económicamente.
Bendecida por un clima templado y con generosos dones naturales, ya bien conocidos desde los romanos, buenos amigos de su oro y su godello, entre 1591 y 1752 se estima que Galicia duplicó su población. Su éxito se basaba en una agricultura autosuficiente, que recibió un empujón formidable con la perfecta y temprana aclimatación del maíz a los valles atlánticos. Pero había más. Una primaria industria popular, cuyo mejor ejemplo era el lino. Y también, claro, los recursos de las salazones de pescado, donde tanto ayudaron empresarios catalanes; la minería, las exportaciones ganaderas, el comercio de sus puertos… Todo ese edificio gallego, tan perfectamente ensamblado durante siglos y triunfal en el XVIII, entrará en crisis súbitamente en el XIX y se vendrá abajo. Fue un colapso de naturaleza maltusiana (Galicia se torna incapaz de atender las necesidades que genera su bum demográfico) y da lugar a un éxodo de magnitudes trágicas: desde finales del siglo XVIII hasta los años 70 del siglo pasado se calcula que un millón y medio de personas huyeron de la miseria de Galicia. Buenos Aires fue durante largo tiempo la segunda ciudad con más gallegos y ese gentilicio todavía es allí sinónimo de español.
¿Por qué se hunde Galicia en el siglo XIX? Porque decisiones políticas externas voltean su modo de vida tradicional. La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Los nuevos impuestos del Estado liberal, que sustituyen a los eclesiásticos, obligan al campesinado a pagar en líquido, en vez de en especie, y lo acogotan. Aislado del milagro del ferrocarril, el Noroeste languidece, lejano, ajeno a los nuevos focos fabriles, establecidos en Cataluña, con su monopolio de la industria del algodón, y en el País Vasco, cuya siderurgia pasa a ser también protegida como empresa de interés nacional.
Stendhal ante el proteccionismo
El declive de Galicia en el XIX coincide con el espectacular ascenso de Cataluña, debido al ingenio y laboriosidad de su empresariado y a su condición de puerta con Francia. Pero hubo algo más. En su Diario de un Turista, de 1839, Stendhal, el maestro de la novela realista, recoge con la perspicacia propia de su talento sus impresiones tras un viaje de Perpiñán a Barcelona: «Los catalanes quieren leyes justas –anota–, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara». Stendhal, que amén de escritor era también un ducho conocedor de la administración napoleónica, para la que había trabajado, capta al instante la anomalía: el arancel proteccionista, implantado por los gobiernos de España en atención a la perpetua queja –y excelente diplomacia– catalana, ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés. Un premio colosal, pues no había entonces industria más importante que la del algodón, que será pronto matriz de otras, como la química. Esa descompensación primigenia, el arancel, reescribe toda la historia económica de España. A partir de esa discriminación positiva inicial, que le permite arrancar con ventaja frente a las otras comunidades, pues España era un páramo industrial, Cataluña va acumulando más y más espaldarazos por parte del Estado. Aunque también hay que ensalzar el ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.
Cataluña, siempre lo primero
La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. Galicia contará con su primer tren en 1885, ¡37 años después! La primera empresa de producción y distribución de fluido eléctrico a los consumidores se creó en Barcelona, en 1881, se llamaba, y es significativo, Sociedad Española de Electricidad. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886. La teoría del agravio a Cataluña no se sostiene. De hecho, el resto de España todavía aportará algo más: mano de obra masiva y barata para atender a la única industria que existía, la catalana (salvo el oasis de Vizcaya).
En el siglo XX llegaran más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Fue abolido en 1979 y solo entonces podrá crear Madrid su feria, la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas que se construyen en España (Galicia completó su conexión con la Meseta en el 2001 y la unión con Asturias se culminó hace dos semanas). La fábrica de Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado (o acaso cree alguien que aquello se logró y se costeó solo por obra y gracia del Ayuntamiento de Barcelona y el gracejo de Maragall). En los años noventa se completará la entrega a empresas catalanas del sector estratégico de la energía, un opíparo negocio inscrito en un marco regulado. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la gasera catalana, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas. Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña. También es privilegiada en las inversiones de Fomento y se le permite aprobar un estatuto anticonstitucional que establece algo tan insólito como que la instancia inferior, Cataluña, fije obligaciones de gasto a la superior, España. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE en la primera década del siglo XXI, mientras que la línea a Galicia todavía no tiene fecha cierta y los próceres de CiU presionan que no se construya.
Retroceso con la libertad
Cuando llegan las libertades económicas y se evaporan los aranceles y los monopolios, España logra crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía nazca en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante un siglo largo disfrutó del monopolio del algodón y el textil. Lo mismo sucede con las ferias de muestras de Barcelona y Madrid.
En realidad la libertad económica, unida al ensimismamiento nacionalista, sienta mal a Cataluña, acostumbrada a competir apoyada en la muleta del Estado intervencionista. Según la serie histórica de desarrollo regional de Julio Alcaide para BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña; Galicia se perdía en el puesto quince. En el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña caía al cuarto lugar; y el País Vasco, al sexto; por su parte Galicia recortaba varios puestos.
Las sorpresas del siglo XXI
El corolario de esta historia es que hoy Galicia coloca sus bonos y presenta unas cuentas saneadas, mientras que Cataluña vuelve a estar sostenida por el Estado, pues su deuda padece la calificación de bono basura y se ha quedado fuera de mercado.
Galicia ha vadeado el sarampión nacionalista (Fraga fue un disperso presidente regional, pues su gobernanza era un atolondrado ir de aquí para allá sin proyectos claros, pero tuvo una idea genialoide: ocupó el espacio del nacionalismo, creando un galleguismo sentimental e intrusivo, pero imbricado en España).
Los gallegos saben que si un café vale 1,20 euros en Tui y 90 céntimos al otro lado del río, en Valença do Minho (Portugal) es porque formar parte de España reporta un mayor nivel de vida, y asumen que ese plus es lo que hace viable a Galicia.
Por el contrario Cataluña, desconcertada al verse obligada a competir en el mercado abierto, desangradas sus arcas por la entelequia identitaria, se deja embaucar por los cantos de sirena de la independencia, inculcada sin descanso por el aparato de poder nacionalista, con técnicas de propaganda de trazas goebbelianas.
España es una buena idea. La libertad, también. Y a veces, como ahora, libertad y España son sinónimos.
Rusko- Magna Cum Laude
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Fecha de inscripción : 27/04/2017
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Nadie va a minimizar el papel de Cataluña en la industria española. Es allí, en Barcelona, donde hay un parque y una calle dedicada a la "España industrial". La "Espanya industrial" es Cataluña... Lo era, muy catalana y muy española. Pero ahora en el siglo XXI no quieren ser españoles (bueno, no llegan ni a la mitad de la población catalana..., pero tienen la sartén por el mango)
Pero esto es un pequeño offtopic..., porque el hilo de este tema es aplicable también a Galicia (donde está la industriosa industria conservera, jojojo... o Zara... de los atunes...). No trata el tema de industrias, sino de la imposibilidad de estudiar EN español en muchas zonas de España.
Para el tema industrioso, sería para abrir otro tema...
Pero esto es un pequeño offtopic..., porque el hilo de este tema es aplicable también a Galicia (donde está la industriosa industria conservera, jojojo... o Zara... de los atunes...). No trata el tema de industrias, sino de la imposibilidad de estudiar EN español en muchas zonas de España.
Para el tema industrioso, sería para abrir otro tema...
Rusko- Magna Cum Laude
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Fecha de inscripción : 27/04/2017
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Tallaferro escribió:Rusko escribió:Cuando el estado monta las industrias en Cataluña, y las privilegia, lo normal es que Cataluña se desarrolle y otras regiones que hicieran la competencia, se hundan. Así fue la industria en España, desmantelada en Andalucía y fomentada en Cataluña. Pues, ¿dónde irán los andaluces?, pues a donde haya trabajo.
Las risas en los debates es el mejor signo de que alguien se ha quedado sin argumentos. :bball:
zampabol- Magna Cum Laude
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Rusko escribió:Un artículo que leí hace poco en twitter..., pero que veo que no es tan nuevo sino que es del 2014... Bueno..., la verdad es que estamos con la matraca separatista desde entonces e incluso antes:
No es exactamente la industria malagueña o la andaluza, que fracasó mientras triunfaba la catalana, sino de la gallega. El caso es que el resultado es el mismo: se focaliza la industria en Cataluña (bueno, y cornisa cantábrica), languideciendo el resto. Qué tiempos aquellos en que toda España era tan española..., y daba igual que la industria estuviera en Avilés, Bilbao o Barcelona, pues toda era industria española...
http://www.abc.es/espana/20140210/abci-como-cataluna-volvio-rica-201402100444.html
De cómo Cataluña se volvió rica y Galicia, pobre
En el siglo XIX los aranceles proteccionistas establecidos por el Gobierno de España permitieron el despegue de la industria catalana, una apuesta que relegó a otras comunidades
La memoria es corta. Tendemos a interpretar el pasado filtrándolo por el tamiz de lo que vemos en el tiempo presente. Si en una charla de cafetería preguntásemos cuál de estas dos regiones, Cataluña o Galicia, contaba con más población en el siglo XVIII, indudablemente la mayoría de los parroquianos nos dirían que Cataluña, pues hoy la comunidad mediterránea aventaja a la atlántica en 4,8 millones de habitantes. Sin embargo, lo cierto es que en 1787 Galicia tenía más población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a 802.000 catalanes. Los saludables datos demográficos del confín finisterrano eran además un síntoma de pujanza. En el siglo XVIII algunos pensadores ilustrados presentaban a Galicia ante otros pueblos de España como un ejemplo de sociedad bien articulada económicamente.
Bendecida por un clima templado y con generosos dones naturales, ya bien conocidos desde los romanos, buenos amigos de su oro y su godello, entre 1591 y 1752 se estima que Galicia duplicó su población. Su éxito se basaba en una agricultura autosuficiente, que recibió un empujón formidable con la perfecta y temprana aclimatación del maíz a los valles atlánticos. Pero había más. Una primaria industria popular, cuyo mejor ejemplo era el lino. Y también, claro, los recursos de las salazones de pescado, donde tanto ayudaron empresarios catalanes; la minería, las exportaciones ganaderas, el comercio de sus puertos… Todo ese edificio gallego, tan perfectamente ensamblado durante siglos y triunfal en el XVIII, entrará en crisis súbitamente en el XIX y se vendrá abajo. Fue un colapso de naturaleza maltusiana (Galicia se torna incapaz de atender las necesidades que genera su bum demográfico) y da lugar a un éxodo de magnitudes trágicas: desde finales del siglo XVIII hasta los años 70 del siglo pasado se calcula que un millón y medio de personas huyeron de la miseria de Galicia. Buenos Aires fue durante largo tiempo la segunda ciudad con más gallegos y ese gentilicio todavía es allí sinónimo de español.
¿Por qué se hunde Galicia en el siglo XIX? Porque decisiones políticas externas voltean su modo de vida tradicional. La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Los nuevos impuestos del Estado liberal, que sustituyen a los eclesiásticos, obligan al campesinado a pagar en líquido, en vez de en especie, y lo acogotan. Aislado del milagro del ferrocarril, el Noroeste languidece, lejano, ajeno a los nuevos focos fabriles, establecidos en Cataluña, con su monopolio de la industria del algodón, y en el País Vasco, cuya siderurgia pasa a ser también protegida como empresa de interés nacional.
Stendhal ante el proteccionismo
El declive de Galicia en el XIX coincide con el espectacular ascenso de Cataluña, debido al ingenio y laboriosidad de su empresariado y a su condición de puerta con Francia. Pero hubo algo más. En su Diario de un Turista, de 1839, Stendhal, el maestro de la novela realista, recoge con la perspicacia propia de su talento sus impresiones tras un viaje de Perpiñán a Barcelona: «Los catalanes quieren leyes justas –anota–, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara». Stendhal, que amén de escritor era también un ducho conocedor de la administración napoleónica, para la que había trabajado, capta al instante la anomalía: el arancel proteccionista, implantado por los gobiernos de España en atención a la perpetua queja –y excelente diplomacia– catalana, ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés. Un premio colosal, pues no había entonces industria más importante que la del algodón, que será pronto matriz de otras, como la química. Esa descompensación primigenia, el arancel, reescribe toda la historia económica de España. A partir de esa discriminación positiva inicial, que le permite arrancar con ventaja frente a las otras comunidades, pues España era un páramo industrial, Cataluña va acumulando más y más espaldarazos por parte del Estado. Aunque también hay que ensalzar el ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.
Cataluña, siempre lo primero
La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. Galicia contará con su primer tren en 1885, ¡37 años después! La primera empresa de producción y distribución de fluido eléctrico a los consumidores se creó en Barcelona, en 1881, se llamaba, y es significativo, Sociedad Española de Electricidad. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886. La teoría del agravio a Cataluña no se sostiene. De hecho, el resto de España todavía aportará algo más: mano de obra masiva y barata para atender a la única industria que existía, la catalana (salvo el oasis de Vizcaya).
En el siglo XX llegaran más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Fue abolido en 1979 y solo entonces podrá crear Madrid su feria, la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas que se construyen en España (Galicia completó su conexión con la Meseta en el 2001 y la unión con Asturias se culminó hace dos semanas). La fábrica de Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado (o acaso cree alguien que aquello se logró y se costeó solo por obra y gracia del Ayuntamiento de Barcelona y el gracejo de Maragall). En los años noventa se completará la entrega a empresas catalanas del sector estratégico de la energía, un opíparo negocio inscrito en un marco regulado. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la gasera catalana, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas. Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña. También es privilegiada en las inversiones de Fomento y se le permite aprobar un estatuto anticonstitucional que establece algo tan insólito como que la instancia inferior, Cataluña, fije obligaciones de gasto a la superior, España. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE en la primera década del siglo XXI, mientras que la línea a Galicia todavía no tiene fecha cierta y los próceres de CiU presionan que no se construya.
Retroceso con la libertad
Cuando llegan las libertades económicas y se evaporan los aranceles y los monopolios, España logra crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía nazca en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante un siglo largo disfrutó del monopolio del algodón y el textil. Lo mismo sucede con las ferias de muestras de Barcelona y Madrid.
En realidad la libertad económica, unida al ensimismamiento nacionalista, sienta mal a Cataluña, acostumbrada a competir apoyada en la muleta del Estado intervencionista. Según la serie histórica de desarrollo regional de Julio Alcaide para BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña; Galicia se perdía en el puesto quince. En el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña caía al cuarto lugar; y el País Vasco, al sexto; por su parte Galicia recortaba varios puestos.
Las sorpresas del siglo XXI
El corolario de esta historia es que hoy Galicia coloca sus bonos y presenta unas cuentas saneadas, mientras que Cataluña vuelve a estar sostenida por el Estado, pues su deuda padece la calificación de bono basura y se ha quedado fuera de mercado.
Galicia ha vadeado el sarampión nacionalista (Fraga fue un disperso presidente regional, pues su gobernanza era un atolondrado ir de aquí para allá sin proyectos claros, pero tuvo una idea genialoide: ocupó el espacio del nacionalismo, creando un galleguismo sentimental e intrusivo, pero imbricado en España).
Los gallegos saben que si un café vale 1,20 euros en Tui y 90 céntimos al otro lado del río, en Valença do Minho (Portugal) es porque formar parte de España reporta un mayor nivel de vida, y asumen que ese plus es lo que hace viable a Galicia.
Por el contrario Cataluña, desconcertada al verse obligada a competir en el mercado abierto, desangradas sus arcas por la entelequia identitaria, se deja embaucar por los cantos de sirena de la independencia, inculcada sin descanso por el aparato de poder nacionalista, con técnicas de propaganda de trazas goebbelianas.
España es una buena idea. La libertad, también. Y a veces, como ahora, libertad y España son sinónimos.
El copiar y pegar, hay foros en que está prohibido.
Saludos.
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
zampabol escribió:Tallaferro escribió:Rusko escribió:Cuando el estado monta las industrias en Cataluña, y las privilegia, lo normal es que Cataluña se desarrolle y otras regiones que hicieran la competencia, se hundan. Así fue la industria en España, desmantelada en Andalucía y fomentada en Cataluña. Pues, ¿dónde irán los andaluces?, pues a donde haya trabajo.
Las risas en los debates es el mejor signo de que alguien se ha quedado sin argumentos. :bball:
No hay que buscar argumentos, cuando se parte de datos falsos.
Saludos.
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
PUES BUSCA LOS VERDADEROS Y REBATELOS, PUES ESO ES LO LÓGICO DE UN DEBATE, LO QUE PASA, ES QUE SIN SABER QUE CONTESTAR PORQUE LOS DATOS QUE SE EXPONEN SON EVIDENTES, ANTE ESO,TE DEDICAS A REÍRTE Y ESO TE DEJA EN MAL LUGAR PORQUE ES LO CLÁSICO, DE ALGUIEN QUE NO ESTA DE ACUERDO CON LO QUE SE DICE, PERO QUE NO TIENE ARGUMENTOS PARA DESMENTIRLOS.
SALUDOS
SALUDOS
Rocinante- Magna Cum Laude
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Tallaferro escribió:zampabol escribió:Tallaferro escribió:Rusko escribió:Cuando el estado monta las industrias en Cataluña, y las privilegia, lo normal es que Cataluña se desarrolle y otras regiones que hicieran la competencia, se hundan. Así fue la industria en España, desmantelada en Andalucía y fomentada en Cataluña. Pues, ¿dónde irán los andaluces?, pues a donde haya trabajo.
Las risas en los debates es el mejor signo de que alguien se ha quedado sin argumentos. :bball:
No hay que buscar argumentos, cuando se parte de datos falsos.
Saludos.
Eso es facilísimo de decir pero hay que demostrarlo. ¿Cuales son los datos falsos?
zampabol- Magna Cum Laude
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Tallaferro escribió:
El copiar y pegar, hay foros en que está prohibido.
Saludos.
¿Quién ha dicho que está prohibido? Copiar leyes, tratados, actos, hechos históricos, titulares de prensa o lo que sea que sirva para fundamentar los argumentos no está prohibido en ninguna parte. Si hay foros que así lo hacen, son foros que no son de debate o foros manejados por sectarios que impiden la libre circulación de información y la libertad de expresión.
Esto no es la Generalidad de los independentistas y aquí se dice la verdad, no lo que el gobierno quiera decir para que se lo traguen los borregos.
zampabol- Magna Cum Laude
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Creo que aquí no. Podría haber puesto solo el enlace..., pero como el artículo no era muy largo, pues copia y pega. No lo oculto, es un copia y pega. Está en negrita. Mis opiniones son el párrafo anterior al artículo.Tallaferro escribió:Rusko escribió:Un artículo que leí hace poco en twitter..., pero que veo que no es tan nuevo sino que es del 2014... Bueno..., la verdad es que estamos con la matraca separatista desde entonces e incluso antes:
No es exactamente la industria malagueña o la andaluza, que fracasó mientras triunfaba la catalana, sino de la gallega. El caso es que el resultado es el mismo: se focaliza la industria en Cataluña (bueno, y cornisa cantábrica), languideciendo el resto. Qué tiempos aquellos en que toda España era tan española..., y daba igual que la industria estuviera en Avilés, Bilbao o Barcelona, pues toda era industria española...
http://www.abc.es/espana/20140210/abci-como-cataluna-volvio-rica-201402100444.html
De cómo Cataluña se volvió rica y Galicia, pobre
En el siglo XIX los aranceles proteccionistas establecidos por el Gobierno de España permitieron el despegue de la industria catalana, una apuesta que relegó a otras comunidades
La memoria es corta. Tendemos a interpretar el pasado filtrándolo por el tamiz de lo que vemos en el tiempo presente. Si en una charla de cafetería preguntásemos cuál de estas dos regiones, Cataluña o Galicia, contaba con más población en el siglo XVIII, indudablemente la mayoría de los parroquianos nos dirían que Cataluña, pues hoy la comunidad mediterránea aventaja a la atlántica en 4,8 millones de habitantes. Sin embargo, lo cierto es que en 1787 Galicia tenía más población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a 802.000 catalanes. Los saludables datos demográficos del confín finisterrano eran además un síntoma de pujanza. En el siglo XVIII algunos pensadores ilustrados presentaban a Galicia ante otros pueblos de España como un ejemplo de sociedad bien articulada económicamente.
Bendecida por un clima templado y con generosos dones naturales, ya bien conocidos desde los romanos, buenos amigos de su oro y su godello, entre 1591 y 1752 se estima que Galicia duplicó su población. Su éxito se basaba en una agricultura autosuficiente, que recibió un empujón formidable con la perfecta y temprana aclimatación del maíz a los valles atlánticos. Pero había más. Una primaria industria popular, cuyo mejor ejemplo era el lino. Y también, claro, los recursos de las salazones de pescado, donde tanto ayudaron empresarios catalanes; la minería, las exportaciones ganaderas, el comercio de sus puertos… Todo ese edificio gallego, tan perfectamente ensamblado durante siglos y triunfal en el XVIII, entrará en crisis súbitamente en el XIX y se vendrá abajo. Fue un colapso de naturaleza maltusiana (Galicia se torna incapaz de atender las necesidades que genera su bum demográfico) y da lugar a un éxodo de magnitudes trágicas: desde finales del siglo XVIII hasta los años 70 del siglo pasado se calcula que un millón y medio de personas huyeron de la miseria de Galicia. Buenos Aires fue durante largo tiempo la segunda ciudad con más gallegos y ese gentilicio todavía es allí sinónimo de español.
¿Por qué se hunde Galicia en el siglo XIX? Porque decisiones políticas externas voltean su modo de vida tradicional. La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Los nuevos impuestos del Estado liberal, que sustituyen a los eclesiásticos, obligan al campesinado a pagar en líquido, en vez de en especie, y lo acogotan. Aislado del milagro del ferrocarril, el Noroeste languidece, lejano, ajeno a los nuevos focos fabriles, establecidos en Cataluña, con su monopolio de la industria del algodón, y en el País Vasco, cuya siderurgia pasa a ser también protegida como empresa de interés nacional.
Stendhal ante el proteccionismo
El declive de Galicia en el XIX coincide con el espectacular ascenso de Cataluña, debido al ingenio y laboriosidad de su empresariado y a su condición de puerta con Francia. Pero hubo algo más. En su Diario de un Turista, de 1839, Stendhal, el maestro de la novela realista, recoge con la perspicacia propia de su talento sus impresiones tras un viaje de Perpiñán a Barcelona: «Los catalanes quieren leyes justas –anota–, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara». Stendhal, que amén de escritor era también un ducho conocedor de la administración napoleónica, para la que había trabajado, capta al instante la anomalía: el arancel proteccionista, implantado por los gobiernos de España en atención a la perpetua queja –y excelente diplomacia– catalana, ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés. Un premio colosal, pues no había entonces industria más importante que la del algodón, que será pronto matriz de otras, como la química. Esa descompensación primigenia, el arancel, reescribe toda la historia económica de España. A partir de esa discriminación positiva inicial, que le permite arrancar con ventaja frente a las otras comunidades, pues España era un páramo industrial, Cataluña va acumulando más y más espaldarazos por parte del Estado. Aunque también hay que ensalzar el ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.
Cataluña, siempre lo primero
La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. Galicia contará con su primer tren en 1885, ¡37 años después! La primera empresa de producción y distribución de fluido eléctrico a los consumidores se creó en Barcelona, en 1881, se llamaba, y es significativo, Sociedad Española de Electricidad. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886. La teoría del agravio a Cataluña no se sostiene. De hecho, el resto de España todavía aportará algo más: mano de obra masiva y barata para atender a la única industria que existía, la catalana (salvo el oasis de Vizcaya).
En el siglo XX llegaran más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Fue abolido en 1979 y solo entonces podrá crear Madrid su feria, la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas que se construyen en España (Galicia completó su conexión con la Meseta en el 2001 y la unión con Asturias se culminó hace dos semanas). La fábrica de Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado (o acaso cree alguien que aquello se logró y se costeó solo por obra y gracia del Ayuntamiento de Barcelona y el gracejo de Maragall). En los años noventa se completará la entrega a empresas catalanas del sector estratégico de la energía, un opíparo negocio inscrito en un marco regulado. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la gasera catalana, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas. Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña. También es privilegiada en las inversiones de Fomento y se le permite aprobar un estatuto anticonstitucional que establece algo tan insólito como que la instancia inferior, Cataluña, fije obligaciones de gasto a la superior, España. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE en la primera década del siglo XXI, mientras que la línea a Galicia todavía no tiene fecha cierta y los próceres de CiU presionan que no se construya.
Retroceso con la libertad
Cuando llegan las libertades económicas y se evaporan los aranceles y los monopolios, España logra crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía nazca en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante un siglo largo disfrutó del monopolio del algodón y el textil. Lo mismo sucede con las ferias de muestras de Barcelona y Madrid.
En realidad la libertad económica, unida al ensimismamiento nacionalista, sienta mal a Cataluña, acostumbrada a competir apoyada en la muleta del Estado intervencionista. Según la serie histórica de desarrollo regional de Julio Alcaide para BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña; Galicia se perdía en el puesto quince. En el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña caía al cuarto lugar; y el País Vasco, al sexto; por su parte Galicia recortaba varios puestos.
Las sorpresas del siglo XXI
El corolario de esta historia es que hoy Galicia coloca sus bonos y presenta unas cuentas saneadas, mientras que Cataluña vuelve a estar sostenida por el Estado, pues su deuda padece la calificación de bono basura y se ha quedado fuera de mercado.
Galicia ha vadeado el sarampión nacionalista (Fraga fue un disperso presidente regional, pues su gobernanza era un atolondrado ir de aquí para allá sin proyectos claros, pero tuvo una idea genialoide: ocupó el espacio del nacionalismo, creando un galleguismo sentimental e intrusivo, pero imbricado en España).
Los gallegos saben que si un café vale 1,20 euros en Tui y 90 céntimos al otro lado del río, en Valença do Minho (Portugal) es porque formar parte de España reporta un mayor nivel de vida, y asumen que ese plus es lo que hace viable a Galicia.
Por el contrario Cataluña, desconcertada al verse obligada a competir en el mercado abierto, desangradas sus arcas por la entelequia identitaria, se deja embaucar por los cantos de sirena de la independencia, inculcada sin descanso por el aparato de poder nacionalista, con técnicas de propaganda de trazas goebbelianas.
España es una buena idea. La libertad, también. Y a veces, como ahora, libertad y España son sinónimos.
El copiar y pegar, hay foros en que está prohibido.
Saludos.
Rusko- Magna Cum Laude
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
Pero el tema del hilo es que...., en un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL. ¿No es escandaloso esto?
Rusko- Magna Cum Laude
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
.
Otro copia y pega.
Así, la Ley de educación desarrolla también el régimen lingüístico derivado del Estatuto, cuyo artículo 143.1 establece que corresponde a la Generalidad la competencia exclusiva en materia de lengua propia; por consiguiente, puede determinar el régimen lingüístico del sistema educativo con el fin de garantizar la normalización lingüística del catalán. Así, de acuerdo con el artículo 35.2 del Estatuto, que regula el sistema educativo en Cataluña, garantiza a toda la población escolar, sea cual sea su lengua habitual al iniciar la enseñanza, el cumplimiento del deber y el ejercicio del derecho de conocer con suficiencia oral y escrita el catalán y el castellano.
La presente ley quiere reforzar la importancia del catalán y su aprendizaje en cuanto lengua propia de Cataluña y factor de inclusión social, y quiere hacer una apuesta por la potenciación del plurilingüismo en las escuelas asegurando, como mínimo, un buen nivel de aprendizaje de una tercera lengua, de acuerdo con lo establecido en el artículo 44.2 del Estatuto.
En el estatuto actual no recortaron la educación, la supremacía del castellano de momento no funciona en Catalunya, pero los niños sacan mejores notas en lengua castellana y literatura, que los niños de la comunidad de Madrid.
Saludos.
Otro copia y pega.
Así, la Ley de educación desarrolla también el régimen lingüístico derivado del Estatuto, cuyo artículo 143.1 establece que corresponde a la Generalidad la competencia exclusiva en materia de lengua propia; por consiguiente, puede determinar el régimen lingüístico del sistema educativo con el fin de garantizar la normalización lingüística del catalán. Así, de acuerdo con el artículo 35.2 del Estatuto, que regula el sistema educativo en Cataluña, garantiza a toda la población escolar, sea cual sea su lengua habitual al iniciar la enseñanza, el cumplimiento del deber y el ejercicio del derecho de conocer con suficiencia oral y escrita el catalán y el castellano.
La presente ley quiere reforzar la importancia del catalán y su aprendizaje en cuanto lengua propia de Cataluña y factor de inclusión social, y quiere hacer una apuesta por la potenciación del plurilingüismo en las escuelas asegurando, como mínimo, un buen nivel de aprendizaje de una tercera lengua, de acuerdo con lo establecido en el artículo 44.2 del Estatuto.
En el estatuto actual no recortaron la educación, la supremacía del castellano de momento no funciona en Catalunya, pero los niños sacan mejores notas en lengua castellana y literatura, que los niños de la comunidad de Madrid.
Saludos.
Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
http://www.elmundo.es/cataluna/2018/03/14/5aa83bb046163f6c048b4617.html
El odio que estan sembrando estos nazis entre los catalanes hará que con el tiempo nos enfrentemos, porque esta ideología miza va creciendo, y mientras el Zoido poniéndole medallas a los mossos
La Generalitat deja sin sueldo a un 'mosso' por redactar denuncias en español en pleno artículo 155
ESTEBAN URREIZTIETA Madrid
14 MAR. 2018 03:03
El Departamento de Asuntos Internos de los Mossos d'Esquadra ha elaborado una propuesta de sanción grave "por falta de consideración y respeto" al agente que defendió ante sus superiores su derecho a redactar las actas en castellano. Esta decisión lleva aparejada la suspensión de empleo y sueldo durante 16 días. La resolución especifica que, con su discrepancia, este policía "desprestigió" a los mandos al llevarles la contraria en presencia de otros agentes.Los hechos se remontan al 18 de octubre de 2016, cuando el sargento responsable de la Oficina de Atención al Ciudadano de Sant Andreu reprendió al agente sancionado por elaborar las actas de denuncia en castellano. El mando le recriminó que estaba incumpliendo las pautas establecidas en el comunicado interno que él mismo había elaborado en noviembre de 2009. El agente se negó a acatar la orden, salió del despacho de su jefe y pidió a tres compañeros que entraran para que fueran testigos de la directriz que se le había impuesto.En presencia de tres compañeros explicó que la prohibición de utilizar el castellano la consideraba "arbitraria" en un tono que Asuntos Internos no duda en calificar de "desafiante". Esta propuesta de sanción se produce en plena vigencia de la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, con los Mossos bajo el mando del Ministerio del Interior. Esto es, con la Generalitat bajo las órdenes del Gobierno. El agente en cuestión ha esgrimido en su defensa, ejercida por el Sindicato de Policías de Cataluña (SPC) y sus letrados Javier Aranda y Sandra Melgar, que la orden que recibió era "ilegal e ilegítima". Y que en lugar de reconocerle el haber "sacado a la luz una práctica ilegal por parte de un miembro del Cuerpo de Mossos d'Esquadra, jugándose su dinero y su trabajo, se le ha obsequiado con un expediente" que tilda abiertamente de "montaje".La cuestión estriba en que por parte de la dirección del Cuerpo se estableció que los formularios de las denuncias debían ser redactados íntegramente en catalán. Y que, incluso en los supuestos en los que el denunciante es castellanoparlante, hasta los encabezamientos deben ir en catalán. Este agente planteó que "en la mayoría de los casos los denunciantes se llevan", por citar un ejemplo, "el apartado de derechos en un idioma que no conocen". "Por lo que cuestiones de comprensión básica sobre qué se está haciendo, qué implica esa denuncia y qué puede hacer después el ciudadano se redactan en catalán vetando al ciudadano sus derechos más elementales".A juicio de este policía, la mencionada orden interna "vulnera diferentes preceptos actualmente vigentes". Es el caso del artículo 3 de la Constitución española, que establece que "el castellano es la lengua española oficial del Estado y todos los españoles tienen el derecho a usarla". Pero también la Ley Orgánica 6/2006 de 19 de julio de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que estipula que "todas las personas tienen derecho a utilizar las dos lenguas oficiales".En este sentido, ha recalcado que "el uso del catalán puede ser normal y habitual, incluso preferente en la Administración pública, pero nunca excluyente, como se realiza en el comunicado interno de 11 de noviembre de 2009, que excluye el castellano en el encabezado y otros apartados de las denuncias donde constan derechos o acciones que el ciudadano debe entender". Asimismo, ha recordado este agente que "la obediencia debida en ningún caso podrá amparar órdenes que entrañen la ejecución de actos que sean contrarios a la Constitución o a las leyes".Frente a estos argumentos, el Departamento de Asuntos Internos de los Mossos despachó su propuesta de sanción grave subrayando que "la instructora considera que no es necesaria ningún tipo de justificación más allá del propio relato de los hechos". Por lo que sostiene que debe ser impuesta "la sanción mínima aplicable al tipo disciplinario infringido".TE PUEDE INTERESAR
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La Generalitat deja sin sueldo a un 'mosso' por redactar denuncias en español en pleno artículo 155
ESTEBAN URREIZTIETA Madrid
14 MAR. 2018 03:03
El Departamento de Asuntos Internos de los Mossos d'Esquadra ha elaborado una propuesta de sanción grave "por falta de consideración y respeto" al agente que defendió ante sus superiores su derecho a redactar las actas en castellano. Esta decisión lleva aparejada la suspensión de empleo y sueldo durante 16 días. La resolución especifica que, con su discrepancia, este policía "desprestigió" a los mandos al llevarles la contraria en presencia de otros agentes.Los hechos se remontan al 18 de octubre de 2016, cuando el sargento responsable de la Oficina de Atención al Ciudadano de Sant Andreu reprendió al agente sancionado por elaborar las actas de denuncia en castellano. El mando le recriminó que estaba incumpliendo las pautas establecidas en el comunicado interno que él mismo había elaborado en noviembre de 2009. El agente se negó a acatar la orden, salió del despacho de su jefe y pidió a tres compañeros que entraran para que fueran testigos de la directriz que se le había impuesto.En presencia de tres compañeros explicó que la prohibición de utilizar el castellano la consideraba "arbitraria" en un tono que Asuntos Internos no duda en calificar de "desafiante". Esta propuesta de sanción se produce en plena vigencia de la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, con los Mossos bajo el mando del Ministerio del Interior. Esto es, con la Generalitat bajo las órdenes del Gobierno. El agente en cuestión ha esgrimido en su defensa, ejercida por el Sindicato de Policías de Cataluña (SPC) y sus letrados Javier Aranda y Sandra Melgar, que la orden que recibió era "ilegal e ilegítima". Y que en lugar de reconocerle el haber "sacado a la luz una práctica ilegal por parte de un miembro del Cuerpo de Mossos d'Esquadra, jugándose su dinero y su trabajo, se le ha obsequiado con un expediente" que tilda abiertamente de "montaje".La cuestión estriba en que por parte de la dirección del Cuerpo se estableció que los formularios de las denuncias debían ser redactados íntegramente en catalán. Y que, incluso en los supuestos en los que el denunciante es castellanoparlante, hasta los encabezamientos deben ir en catalán. Este agente planteó que "en la mayoría de los casos los denunciantes se llevan", por citar un ejemplo, "el apartado de derechos en un idioma que no conocen". "Por lo que cuestiones de comprensión básica sobre qué se está haciendo, qué implica esa denuncia y qué puede hacer después el ciudadano se redactan en catalán vetando al ciudadano sus derechos más elementales".A juicio de este policía, la mencionada orden interna "vulnera diferentes preceptos actualmente vigentes". Es el caso del artículo 3 de la Constitución española, que establece que "el castellano es la lengua española oficial del Estado y todos los españoles tienen el derecho a usarla". Pero también la Ley Orgánica 6/2006 de 19 de julio de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que estipula que "todas las personas tienen derecho a utilizar las dos lenguas oficiales".En este sentido, ha recalcado que "el uso del catalán puede ser normal y habitual, incluso preferente en la Administración pública, pero nunca excluyente, como se realiza en el comunicado interno de 11 de noviembre de 2009, que excluye el castellano en el encabezado y otros apartados de las denuncias donde constan derechos o acciones que el ciudadano debe entender". Asimismo, ha recordado este agente que "la obediencia debida en ningún caso podrá amparar órdenes que entrañen la ejecución de actos que sean contrarios a la Constitución o a las leyes".Frente a estos argumentos, el Departamento de Asuntos Internos de los Mossos despachó su propuesta de sanción grave subrayando que "la instructora considera que no es necesaria ningún tipo de justificación más allá del propio relato de los hechos". Por lo que sostiene que debe ser impuesta "la sanción mínima aplicable al tipo disciplinario infringido".TE PUEDE INTERESAR
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Re: En un tercio de España NO SE PUEDE ESTUDIAR EN ESPAÑOL
barakarlofi escribió:http://www.elmundo.es/cataluna/2018/03/14/5aa83bb046163f6c048b4617.html
El odio que estan sembrando estos nazis entre los catalanes hará que con el tiempo nos enfrentemos, porque esta ideología miza va creciendo, y mientras el Zoido poniéndole medallas a los mossos
La Generalitat deja sin sueldo a un 'mosso' por redactar denuncias en español en pleno artículo 155
ESTEBAN URREIZTIETA Madrid
14 MAR. 2018 03:03
El Departamento de Asuntos Internos de los Mossos d'Esquadra ha elaborado una propuesta de sanción grave "por falta de consideración y respeto" al agente que defendió ante sus superiores su derecho a redactar las actas en castellano. Esta decisión lleva aparejada la suspensión de empleo y sueldo durante 16 días. La resolución especifica que, con su discrepancia, este policía "desprestigió" a los mandos al llevarles la contraria en presencia de otros agentes.Los hechos se remontan al 18 de octubre de 2016, cuando el sargento responsable de la Oficina de Atención al Ciudadano de Sant Andreu reprendió al agente sancionado por elaborar las actas de denuncia en castellano. El mando le recriminó que estaba incumpliendo las pautas establecidas en el comunicado interno que él mismo había elaborado en noviembre de 2009. El agente se negó a acatar la orden, salió del despacho de su jefe y pidió a tres compañeros que entraran para que fueran testigos de la directriz que se le había impuesto.En presencia de tres compañeros explicó que la prohibición de utilizar el castellano la consideraba "arbitraria" en un tono que Asuntos Internos no duda en calificar de "desafiante". Esta propuesta de sanción se produce en plena vigencia de la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, con los Mossos bajo el mando del Ministerio del Interior. Esto es, con la Generalitat bajo las órdenes del Gobierno. El agente en cuestión ha esgrimido en su defensa, ejercida por el Sindicato de Policías de Cataluña (SPC) y sus letrados Javier Aranda y Sandra Melgar, que la orden que recibió era "ilegal e ilegítima". Y que en lugar de reconocerle el haber "sacado a la luz una práctica ilegal por parte de un miembro del Cuerpo de Mossos d'Esquadra, jugándose su dinero y su trabajo, se le ha obsequiado con un expediente" que tilda abiertamente de "montaje".La cuestión estriba en que por parte de la dirección del Cuerpo se estableció que los formularios de las denuncias debían ser redactados íntegramente en catalán. Y que, incluso en los supuestos en los que el denunciante es castellanoparlante, hasta los encabezamientos deben ir en catalán. Este agente planteó que "en la mayoría de los casos los denunciantes se llevan", por citar un ejemplo, "el apartado de derechos en un idioma que no conocen". "Por lo que cuestiones de comprensión básica sobre qué se está haciendo, qué implica esa denuncia y qué puede hacer después el ciudadano se redactan en catalán vetando al ciudadano sus derechos más elementales".A juicio de este policía, la mencionada orden interna "vulnera diferentes preceptos actualmente vigentes". Es el caso del artículo 3 de la Constitución española, que establece que "el castellano es la lengua española oficial del Estado y todos los españoles tienen el derecho a usarla". Pero también la Ley Orgánica 6/2006 de 19 de julio de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que estipula que "todas las personas tienen derecho a utilizar las dos lenguas oficiales".En este sentido, ha recalcado que "el uso del catalán puede ser normal y habitual, incluso preferente en la Administración pública, pero nunca excluyente, como se realiza en el comunicado interno de 11 de noviembre de 2009, que excluye el castellano en el encabezado y otros apartados de las denuncias donde constan derechos o acciones que el ciudadano debe entender". Asimismo, ha recordado este agente que "la obediencia debida en ningún caso podrá amparar órdenes que entrañen la ejecución de actos que sean contrarios a la Constitución o a las leyes".Frente a estos argumentos, el Departamento de Asuntos Internos de los Mossos despachó su propuesta de sanción grave subrayando que "la instructora considera que no es necesaria ningún tipo de justificación más allá del propio relato de los hechos". Por lo que sostiene que debe ser impuesta "la sanción mínima aplicable al tipo disciplinario infringido".TE PUEDE INTERESAR
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Nunca fui un mando, había que cumplir las reglas establecidas, si se tenía que redactar los papeles en alemán pues en alemán.
Por ser el castellano el que prefería mosso eso no le da permiso de hacerlo, si está reglamentado en catalán.
Saludos.
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