Recuerdos de mi ayer...

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RECUERDOS DE UN AYER QUE NO VOLVERÁ

Seguramente la mayoría de quienes puedan leerme, no tengan ni idea de los teatros ambulantes que recorrían España en los años de la posguerra. De todos ellos, al ser más conocido por mí, quiero comentar sobre el llamado “Teatro Argentino” que por cierto era bilbaíno, ya que fue fundado en los años treinta por los Hermanos Llorens de Bilbao, por cierto con apellido catalán.



Este teatro visitaba la ciudad de Alacant en invierno, y ofrecía sus simpáticos espectáculos de variedades, con canzonetistas, malabaristas, cómicos y otros.

En ellos se amagaba la picardía, tan necesaria para sonsacar la sonrisa a un pueblo que acababa de terminar una incivil guerra. De ahí que, pese a la dura censura, las vedettes se bajaran del escenario al patio de butacas y, buscando al marido más apocado, le hicieran que les acariciara los senos o los glúteos, sacándole los colores, para después decirle a la esposa algo sorprendida: “No se preocupe, señora, yo lo caliento y luego usted, en casa, lo remata” Por supuesto las carcajadas del respetable se oían a mucha distancia.

Entre los cómicos actuaba uno, creo que murciano, de nombre artístico Linarín, que era una auténtica pasada con sus chistes y gestos pícaros e, incluso, groseros. Otro artista muy estimado, era el conocido como Tono, un rapsoda cuyas interpretaciones comenzaban regocijando al personal hasta transformarlos en verdaderos dramas humanos sacando a relucir alguna lágrima.

No faltaba el típico bailarín andaluz, muchas veces exagerando una actuación muy afeminada que igual era ficticia. Desde la grada siempre se oía el grito de: ¡maricón! y éste, con un desparpajo y gracia singular, le decía “sí, yo aquí arriba como imitación, tú ahí como auténtico”. Las carcajadas inundaban el recinto. En ocasiones le respondía: “dí lo que quieras, pero luego al terminar la función, siempre me estas esperando en la puerta”. Era, hay que entenderlo también, un público muy sencillo, sin ganas de complicaciones por la situación política, y deseando olvidar etapas recientes dolorosas y con ganas de reír.

No sería justo citar a este teatro sin mencionar a grandes artistas de las variedades como Antoñita de Málaga, cuyas interpretaciones del folclore andaluz entusiasmaban, el romance de la reina María de las Mercedes hacía saltar lágrimas en los ojos de las mujeres, otras "picaronas" como Milagritos Ferrando, Pola Cunart, Paquita Medina o Perlita del Turia, hacían las delicias de los hombres.

Muerto el dictador y llegada la Democracia y las libertades de todo tipo, el destape en especial, estos teatros y sus espectáculos ya casi no tenían sentido, quedaron obsoletos, de manera que fueron desapareciendo, y no solo los ambulantes, sino los estables en varias ciudades, como por ejemplo “El Molino” de Barcelona.

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Interesante historia.

Que grandes artistas, en México recuerdo una compañia de teatro que vaiajaba de pueblo en pueblo, me tocó verlos, yo era niña y eran tab buenos artistas

Dorogoi escribió:Interesante historia.

Créame que eran unos artistas como la copa de un pino, y que su gran esfuerzo para hacer olvidar a un pueblo de los horrores de una guerra incivil recientemente acabada, merecía el aplauso y reconocimiento de las gentes. Son los grandes olvidados de la dictadura, pues sin ellos, puede estar segura, el dolor de tanta desgracia, tanta pérdida, hubiese sido mucho mayor. Ellos, cada uno con su estilo, en esas dos horas del espectáculo, lograban olvidar las penas y llenar la estancia de alegría.

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Yo sólo conocí el teatro de Manolita Chen del post franquismo que iba por las ferias. Como era muy niño sólo veía los carteles anunciadores de las "vedettes" ligeritas de ropa.
No sé si seguirá funcionando.

zampabol escribió:Yo sólo conocí el teatro de Manolita Chen del post franquismo que iba por las ferias. Como era muy niño sólo veía los carteles anunciadores de las "vedettes" ligeritas de ropa.
No sé si seguirá funcionando.

No creo que sigan funcionando. La sociedad española ha cambiado mucho y la función que hacían estos teatros ambulantes, hoy ya no servirían. Pero es que la vida es así, los cambios son necesarios porque las generaciones son diferentes, piensan de otra manera, hoy tienen posibilidades entonces imposibles, ya sea viajar, relacionarse, libertades, mejor economía, medios audiovisuales al alcance de la mano, o el teléfono, en fin, que lo pasado, pasado está.

Saludos.