Explica qué significa tu nick y por qué lo elegiste

Tombraider escribió:

Sanchoo escribió:Joer que complicados sois, ha veces cuando tengo que poner el nombre de alguno de vosotros tengo que mirarlo, con lo fácil que es poner PEPE MARIA, GUTIERREZ O SANCHO, que este último es mi segundo apellido, lo que ocurre que se me fue el dedo y puse una O de más.

Sancho, en este foro se puede cambiar de nick, puedes quitarte la segunda o cuando quieras

Trombo, jejeje dinos como se hace eso, que yo estoy harto de ser un barakarlofo. a me gustaría  ponerme Julio, Iglesias, Robert Redfor, Antonio Banderas etc.
Y parecer un chico joven y enamorar desde el foro, y ser un chico guay, enrollado, y mandar videos de flores, y etc,etc.

Saludos.

barakarlofi escribió:

Tombraider escribió:

Sanchoo escribió:Joer que complicados sois, ha veces cuando tengo que poner el nombre de alguno de vosotros tengo que mirarlo, con lo fácil que es poner PEPE MARIA, GUTIERREZ O SANCHO, que este último es mi segundo apellido, lo que ocurre que se me fue el dedo y puse una O de más.

Sancho, en este foro se puede cambiar de nick, puedes quitarte la segunda o cuando quieras

Trombo, jejeje dinos como se hace eso, que yo estoy harto de ser un barakarlofo. a me gustaría  ponerme Julio, Iglesias, Robert Redfor, Antonio Banderas etc.
Y parecer un chico joven y enamorar desde el foro, y ser un chico guay, enrollado, y mandar videos de flores, y etc,etc.

Saludos.

Ups, pues lo he mirado y ahora ya no se puede, pero antes se podía. Yo misma me lo cambié aunque luego volví a mi nick original

Nietzscheano escribió:Cuando era pequeño tenía un tío, ya falleció, al que le decían Nietzsche porque tenía un frondoso y abundante bigote y era escueto de carnes y esqueleto. Yo lo admiraba mucho y por eso decidí elegirlo como nick universal, en honor a mi tío que ya falleció.


Ok, no, ésta tampoco es cierta.

Reconócelo; eres un crápula mujeriego que trata de esconderse de sus enamoradas bajo una identidad falsa. Por eso escogiste Nietzscheano y no Bartolo que es tu nombre real. ¡Bartolo el de un agujero sólo, por supuesto!

Nietzscheano escribió:Cuando era pequeño tenía un tío, ya falleció, al que le decían Nietzsche porque tenía un frondoso y abundante bigote y era escueto de carnes y esqueleto. Yo lo admiraba mucho y por eso decidí elegirlo como nick universal, en honor a mi tío que ya falleció.


Ok, no, ésta tampoco es cierta.

Y si nos dices la verdad aunque esa una sola vez?

Lo que noto es que tu nick esta' formado por dos terminos bien claros yuxtapuestos: "Nietzsche" y "ano". Lo que no logro es verle el sentido..... :roll:

Dorogoi escribió:

Nietzscheano escribió:Cuando era pequeño tenía un tío, ya falleció, al que le decían Nietzsche porque tenía un frondoso y abundante bigote y era escueto de carnes y esqueleto. Yo lo admiraba mucho y por eso decidí elegirlo como nick universal, en honor a mi tío que ya falleció.


Ok, no, ésta tampoco es cierta.

Y si nos dices la verdad aunque esa una sola vez?

Lo que noto es que tu nick esta' formado por dos terminos bien claros yuxtapuestos: "Nietzsche" y "ano". Lo que no logro es verle el sentido..... :roll:

¿Le ha yuxtapuesto a "Nietzsche" el "ano"? :shock:

¡¡Eso suena fatal!!

Bueno, aquí va: yo quería transmitirle al mundo que Nietzsche es el amo del mundo pero me equivoqué y en vez de "m" tecleé la "n" y ya era demasiado tarde.

[Modo soliloquio interno on]... aunque... ésta nadie se la va a creer. Qué difícil...[/off]

Ok, ésta tampoco es cierta.

zampabol escribió:

Nietzscheano escribió:Cuando era pequeño tenía un tío, ya falleció, al que le decían Nietzsche porque tenía un frondoso y abundante bigote y era escueto de carnes y esqueleto. Yo lo admiraba mucho y por eso decidí elegirlo como nick universal, en honor a mi tío que ya falleció.


Ok, no, ésta tampoco es cierta.

Reconócelo; eres un crápula mujeriego que trata de esconderse de sus enamoradas bajo una identidad falsa. Por eso escogiste Nietzscheano y no Bartolo que es tu nombre real. ¡Bartolo el de un agujero sólo, por supuesto!

Bartolo, que es mi verdadero nombre aunque el segundo, se traduce al alemán como Wilhem, que es el segundo nombre de Nietzsche y por eso quise hacerlo así, como queriendo hacer una analogía de segundo orden.


Ok ok ok, ésta es falsísima por dónde se la quiera ver.

Cualquiera que haya ido a la universidad ha oído hablar de Friedrich Nietzsche aunque no conozca su obra y su pensamiento, éste es mi caso. Pues bien, con una visita a la wiki y leyendo un poco por encima quien fue y lo que pensaba pues resulta que no me gusta nada, pero leyendo un poco más entonces me he dado cuenta de que no me gusta nada de nada de nada. Pero nuestro @Nietzscheano no tiene nada que ver con el filósofo alemán, a mí personalmente me encanta nuestro @Nietzscheano y no tengo ni idea de por qué se habrá puesto ese nick. Porfa, déjate de rodeos y dinos por qué te pusiste ese nick

Tombraider escribió:Cualquiera que haya ido a la universidad ha oído hablar de Friedrich Nietzsche aunque no conozca su obra y su pensamiento, éste es mi caso. Pues bien, con una visita a la wiki y leyendo un poco por encima quien fue y lo que pensaba pues resulta que no me gusta nada, pero leyendo un poco más entonces me he dado cuenta de que no me gusta nada de nada de nada. Pero nuestro @Nietzscheano no tiene nada que ver con el filósofo alemán, a mí personalmente me encanta nuestro @Nietzscheano y no tengo ni idea de por qué se habrá puesto ese nick. Porfa, déjate de rodeos y dinos por qué te pusiste ese nick

Bueno, aquí va la verdad: corre por mis venas sangre teutona y desciendo en línea directa de la familia Nietzsche. El abuelo de mi padre fue el hijo de Elizabeth, la hermana de Friedrick. Aunque el patronímico se perdió la sangre nos une.


Ok, tampoco.

Ok, vamos de nuevo:

Ahora no preciso pero puede que en casos irrelevantes y que no suman para los efectos, haya creado en algún sitio algún registro con otro nick, en todo caso, puedo decir sin miedo a equivocarme o ser tildado de mentiroso que éste es y ha sido el único nombre que he usado durante toda mi vida virtual. Lo escogí en honor a Nietzsche, claramente, ser al cual admiro como filósofo, como filólogo y en menor intensidad como músico, ser al cual admiro en resumidas cuentas por ser un hombre de Arte y de Letras. Como persona me genera empatía y conmiseración aunque en grados, digamos, superfluos.

Sentémonos con calma por un momento e imaginemos un instante a un niño ávido de conocimientos y con una muy notable, por no decir superior, capacidad analítica y retentiva que aún no sabe que va a tener que sufrir las miasmas de una educación pública deficiente debido en parte a unos padres que por falta de guía y educación no van a saber ni a poder encauzarlo por un camino intelectual y en parte a que el sistema educativo le será más un impedimento que un aliciente. Un niño que antes de entrar a la escuela, con tan sólo 5 años, ya sabe leer y escribir, sumar y restar y que recita de memoria casi cualquier cosa que le pongan en frente.

Imaginemos la infancia y adolescencia de ese niño esculcando días y noches enteras lo único que había en su casa: dos Atlas de Geografía, una Enciclopedia en dos tomos, un Diccionario Enciclopédico, Biblias, Catecismos y Documentos de la Iglesia Católica y las Florecillas de San Francisco de Asís. Horas y horas viendo siempre las mismas fotos, repasando siempre las mismas capitales, navegando siempre en su mente por los mismos mapas y queriendo meter como a la fuerza en su cabeza el diccionario enciclopédico, todo de una forma desordenada y a manera de escape del suplicio que los primeros años de esa insuficiente, defectuosa y escasa educación le supusieron: ejercicios que se debían resolver en 40 ú 80 minutos resueltos en 10 ó 20; regaños constantes por "dispersión", "mala conducta" y por "desconcentrar a los demás"; ser echado del aula o salón de clase "para que los demás puedan seguir aprendiendo" y un sinfín de despropósitos que hacían que el niño desdeñara sobre todas las cosas tener que abandonar su hogar, sus Atlas y Enciclopedias, para ir a la escuela "a aprender". Imaginemos a ese niño y pensemos en lo que podía pasar por su mente cuando cada fin de ciclo veía su hoja de calificaciones llena de 10's y 9's pero manchada por notas de conducta en rojo y largas anotaciones por mal comportamiento. Simplemente desgarrador.

La enseñanza secundaría supuso un alejamiento total de todo: ya sus libros de casa no eran soporte suficiente; sea porque ya los conocía hasta la saciedad, sea porque la adolescencia conlleva rebeldía y cambios de hábitos o sea porque simplemente estaba dejando de ser esa gota de agua para convertirse en una gota de agua, una más, la cuestión es que el deseo y afán de llenar su mente no prosperó. Para esa época ya le era suficiente con una lectura leve y superficial de los textos obligatorios o con una ojeada ligera a ejercicios o cuestionarios, no sentía ganas de aprender o de simplemente conocer, había perdido su máxima ambición, la que lo había definido desde que pudo comenzar a hilar pensamientos: la del conocimiento por el conocimiento.

Un diminuto atisbo de ese sentimiento infantil de desesperación y soledad hizo aparición justo en la mitad de su segundo ciclo educativo cuando él tenía 15 años: notificaban a los estudiantes que quienes hubieran mantenido notas superiores a 8,5 desde primero hasta tercero tenían oportunidades muy elevadas de aplicar para ingresar y cursar los últimos dos años de educación en un colegio científico. Demasiado tarde: había desaprovechado 2 años y medio siendo uno más del montón.

Así terminó sus estudios básicos, retomando un poco el empeño y subiendo las notas durante los últimos dos años aunque sin un objetivo claro en mente, siempre desolado, siempre buscando aprender pero sin saber ni tener cómo ni de dónde. Finalmente el jovencito que imaginamos desde que es un niño obtiene su título de Educación Media con un énfasis técnico que sirve únicamente para catapultarlo a un trabajo sin futuro y a una vida sin educación superior o a lo sumo una carrera universitaria comprada en una de esas "universidades de garaje".

Este niño-hombre, este desconocedor ávido de conocimiento, este joven memorioso vio su yermo porvenir lleno de oscuridad y supo cómo eludirlo y sortear el túnel de la monotonía y la mediocridad, por primera vez en su vida tuvo una oportunidad y no la dejó escapar: podía aspirar a una educación superior de primer nivel, podía sostenerse y crearse un futuro que no era ya oscuro bajo este panorama. Esta nueva etapa le iba a significar un esfuerzo monumental como nunca antes había enfrentado y como a muy pocos les da oportunidad la vida, lo sabía y estaba dispuesto a hacerle frente a la adversidad, por fin el acceso al conocimiento estaba donde siempre lo había querido: en sus propias manos.

Cinco meses después de haber finalizado su tormentosa educación básica y no sin algunos tropiezos que hubieran desanimado a cualquiera nuestro héroe se embarcó en la aventura de su vida: educación universitaria de primer nivel.

Dejemos que nuestra mente vuele una vez más, figurémonos a nuestro inquisitivo estudiante sentado junto a otros 80 alumnos en un Seminario de Humanidades con la motivación al tope, motivación que sólo pueden brindar la juventud y la consciencia de estar donde se quiere, y con la atención puesta en un sólo detalle: varios alumnos que están repitiendo el curso están conversando con el profesor del módulo de Comunicación sobre ese lóbrego y siniestro filósofo: Friedrick Nietzsche. Una frase sobre todas le hizo después ir a buscarlo y adentrase en su mundo: "no hay porque tener miedo, El Anticristo es un libro igual que cualquiera". No fue el afán de lo prohibido ni el nombre del libro lo que definió su próximo proceder sino las palabras "no hay que tener miedo".

Ahora sí, el chiste se cuenta solo: tenemos a nuestro insigne adalid frente a frente con Nietzsche teniendo conversaciones sobre la Voluntad de Poder, tenemos a nuestro lastímero infante siempre mirando al horizonte en busca del Super Hombre, tenemos a nuestro hombre ahondando en la filosofía, esculcando nuevamente, pero ahora en las grandes bibliotecas de la Universidad. De la mano de Nietzsche conoció, y ahondó en unos más que en otros, a Sócrates, a Victor Brochard, a Jules Michelet, a Kant, a Schopenhauer, a Platón, a Hume, a Stuart Mille, a John Locke, a Erasmo de Rotterdam, a Thomas More, a Rousseau el que una vez recuerda haber escuchado mencionar como "el Padre de la Democracia", al gran Goethe, al escéptico por antonomasia Pirrón y a los trágicos clásicos Sófocles, Esquilo y Eurípides. De la mano de Nietzsche se adentró en un mundo del cual ya no querría salir, la vorágine del Eterno Retorno de su existencia no le era pesarosa porque estaba donde quería y hacía lo que quería: al lado de una formación académica de excelsa calidad cumplía sus más hondas fantasías del saber por el saber.

Hoy, el tiempo no ha borrado las letras de cada página de cada libro que pasó frente a los ojos de nuestro indagador y curioso protagonista pues aunque no pueda detallar específicamente una idea o pretensión del sabio europeo hay un muro bien compactado que sigue creciendo día con día y cuya primera piedra fue cimentada por las manos de Nietzsche.

Impío, rayano en lo incomprensible, irreverente, crítico, metódico, armonioso, poético, loco, solitario, clásico, cómico e inspirador: esto y más representó Nietzsche en la vida del joven que comenzamos a imaginar al inicio del texto hace largo rato ya.

Sólo me resta una aclaración que considero banal pero justa y necesaria. El entusiasmo y la excitación ocasionadas por un sentimiento de admiración no nacen de un seguimiento ciego lindante con el fanatismo sino de la inspiración que la contemplación de la obra o del hombre le puedan dictar a la mente de quien la aprecia, dicha inspiración le puede mover a aprobar o a desaprobar tal o cual posición pero nunca a renegar del camino andado. Es cosa de estultos abjurar de las enseñanzas o de la persona de quien tanto han aprendido sólo por no haber sabido en su momento cerner las impurezas de una filosofía que, como todas, equidista de la verdad en función de la ubicación de un observador agudo.

Como final ejemplo, si Leucipo y Demócrito hubieran simplemente decidido negar las teorías de la sustancia, del vacío y la ausencia de movimiento de Perménides de Elea, no hubiésemos tenido hace 2500 años la teoría atomística, base y fundamente de toda investigación científica pasada, presente y futura.

Gracias por leer hasta aquí. Creo que finalmente encontré una explicación satisfactoria de porqué elegí este nick.

Ésta me satisface a mi por supuesto, elijan ustedes la que más les guste.

No te sofocles, Eurípides, que te esquilo.



Pues toma tochopostazo que nos ha colocado Nietzscheano. Sí..., he llegado hasta el final






Como dijo "otro" filósofo..., "hay gente pa tó"

Rusko escribió:No te sofocles, Eurípides, que te esquilo.



Pues toma tochopostazo que nos ha colocado Nietzscheano. Sí..., he llegado hasta el final






Como dijo "otro" filósofo..., "hay gente pa tó"

Gracias por haber llegado hasta el final, yo sí escribo para que me lean, o más bien, todos lo hacemos, es sólo que yo todavía no le creo a Dorogoi que escriba para sí mismo, es más, me atrevo a afirmar que nadie escribe para sí mismo, siempre está la esperanza, el deseo o el anhelo de que lo plasmado sea apreciado por alguien más.

Ese día estaba con una inspiración tremenda y no me di cuenta que estaba escribiendo un pochotoste hasta que terminé y caí en cuenta de que a Tomb no le iba a gustar que le pochotosteara el hilo. Sólo me duele que Tomb, por su reticencia a los pochotostes, no me va a leer. ;(

Lo siento Nietzs pero llevas razón, no he leído tu megatocho, tan sólo he leído el primer párrafo en el que dices que admiras a Nietzsche.

Si eso me puedes resumir el resto

Nietzscheano escribió:

Rusko escribió:No te sofocles, Eurípides, que te esquilo.



Pues toma tochopostazo que nos ha colocado Nietzscheano. Sí..., he llegado hasta el final






Como dijo "otro" filósofo..., "hay gente pa tó"

Gracias por haber llegado hasta el final, yo sí escribo para que me lean, o más bien, todos lo hacemos, es sólo que yo todavía no le creo a Dorogoi que escriba para sí mismo, es más, me atrevo a afirmar que nadie escribe para sí mismo, siempre está la esperanza, el deseo o el anhelo de que lo plasmado sea apreciado por alguien más.

Ese día estaba con una inspiración tremenda y no me di cuenta que estaba escribiendo un pochotoste hasta que terminé y caí en cuenta de que a Tomb no le iba a gustar que le pochotosteara el hilo. Sólo me duele que Tomb, por su reticencia a los pochotostes, no me va a leer. ;(

Hola Nietz,
no se' para que te pusiste un nick tan largo si todos te llamamos Nietz.

Pues, tu' puedes creer lo que mas te deje estar tranquilo, pero, salvo post como este, que son dirigidos a algo o alguien en especial, siempre escribo para mi' y para ver si un tema lo entiendo o no. No logro suponer que atras de un nick haya una persona de carne y hueso y hablarle como si fuese cara a cara.

Digo todo lo que se me ocurre sobre un argumento y en el caso que alguien lo lea me pone contento. El maximo es si alguien lo lee, lo entiende y le sirve para algo.....Debo tener alma de maestro aparte de un narcisismo exacerbado. :roll:

Te saludo Nietz.

Dorogoi escribió:

Nietzscheano escribió:

Rusko escribió:No te sofocles, Eurípides, que te esquilo.



Pues toma tochopostazo que nos ha colocado Nietzscheano. Sí..., he llegado hasta el final






Como dijo "otro" filósofo..., "hay gente pa tó"

Gracias por haber llegado hasta el final, yo sí escribo para que me lean, o más bien, todos lo hacemos, es sólo que yo todavía no le creo a Dorogoi que escriba para sí mismo, es más, me atrevo a afirmar que nadie escribe para sí mismo, siempre está la esperanza, el deseo o el anhelo de que lo plasmado sea apreciado por alguien más.

Ese día estaba con una inspiración tremenda y no me di cuenta que estaba escribiendo un pochotoste hasta que terminé y caí en cuenta de que a Tomb no le iba a gustar que le pochotosteara el hilo. Sólo me duele que Tomb, por su reticencia a los pochotostes, no me va a leer. ;(

Hola Nietz,
no se' para que te pusiste un nick tan largo si todos te llamamos Nietz.

Pues, tu' puedes creer lo que mas te deje estar tranquilo, pero, salvo post como este, que son dirigidos a algo o alguien en especial, siempre escribo para mi' y para ver si un tema lo entiendo o no. No logro suponer que atras de un nick haya una persona de carne y hueso y hablarle como si fuese cara a cara.

Digo todo lo que se me ocurre sobre un argumento y en el caso que alguien lo lea me pone contento. El maximo es si alguien lo lee, lo entiende y le sirve para algo.....Debo tener alma de maestro aparte de un narcisismo exacerbado. :roll:

Te saludo Nietz.

Eh, Doro, que yo me esfuerzo siempre en nombrarlo por su Nick entero, Nietzscheano (bueno...., pues también tengo que hacerlo contigo, Doro..., digo, Dorogoi)

Y yo..........., doy la razón a ambos. Escribo para mi (como Dorogoi), y me leo mis tochopost, por si acaso he metido la pata o se ha colado alguna errata (y para admirar el tochopost tan bonito que me ha quedado  )..., pero asumo que no lo va a leer ni la abuela......., pero si alguien lo lee (y encima, le gusta), pues miel sobre hojuelas. Es obvio que esperamos que nos lean...., aunque, ya he dicho que tengo asumido que muchos tochopost no son leídos..., y eso no me quita el sueño; seguiré haciéndolos mientras haya solo un lector que los lea..., o sea, yo, jojojo

Nietzscheano escribió:Ok, vamos de nuevo:

Ahora no preciso pero puede que en casos irrelevantes y que no suman para los efectos, haya creado en algún sitio algún registro con otro nick, en todo caso, puedo decir sin miedo a equivocarme o ser tildado de mentiroso que éste es y ha sido el único nombre que he usado durante toda mi vida virtual. Lo escogí en honor a Nietzsche, claramente, ser al cual admiro como filósofo, como filólogo y en menor intensidad como músico, ser al cual admiro en resumidas cuentas por ser un hombre de Arte y de Letras. Como persona me genera empatía y conmiseración aunque en grados, digamos, superfluos.

Sentémonos con calma por un momento e imaginemos un instante a un niño ávido de conocimientos y con una muy notable, por no decir superior, capacidad analítica y retentiva que aún no sabe que va a tener que sufrir las miasmas de una educación pública deficiente debido en parte a unos padres que por falta de guía y educación no van a saber ni a poder encauzarlo por un camino intelectual y en parte a que el sistema educativo le será más un impedimento que un aliciente. Un niño que antes de entrar a la escuela, con tan sólo 5 años, ya sabe leer y escribir, sumar y restar y que recita de memoria casi cualquier cosa que le pongan en frente.

Imaginemos la infancia y adolescencia de ese niño esculcando días y noches enteras lo único que había en su casa: dos Atlas de Geografía, una Enciclopedia en dos tomos, un Diccionario Enciclopédico, Biblias, Catecismos y Documentos de la Iglesia Católica y las Florecillas de San Francisco de Asís. Horas y horas viendo siempre las mismas fotos, repasando siempre las mismas capitales, navegando siempre en su mente por los mismos mapas y queriendo meter como a la fuerza en su cabeza el diccionario enciclopédico, todo de una forma desordenada y a manera de escape del suplicio que los primeros años de esa insuficiente, defectuosa y escasa educación le supusieron: ejercicios que se debían resolver en 40 ú 80 minutos resueltos en 10 ó 20; regaños constantes por "dispersión", "mala conducta" y por "desconcentrar a los demás"; ser echado del aula o salón de clase "para que los demás puedan seguir aprendiendo" y un sinfín de despropósitos que hacían que el niño desdeñara sobre todas las cosas tener que abandonar su hogar, sus Atlas y Enciclopedias, para ir a la escuela "a aprender". Imaginemos a ese niño y pensemos en lo que podía pasar por su mente cuando cada fin de ciclo veía su hoja de calificaciones llena de 10's y 9's pero manchada por notas de conducta en rojo y largas anotaciones por mal comportamiento. Simplemente desgarrador.

La enseñanza secundaría supuso un alejamiento total de todo: ya sus libros de casa no eran soporte suficiente; sea porque ya los conocía hasta la saciedad, sea porque la adolescencia conlleva rebeldía y cambios de hábitos o sea porque simplemente estaba dejando de ser esa gota de agua para convertirse en una gota de agua, una más, la cuestión es que el deseo y afán de llenar su mente no prosperó. Para esa época ya le era suficiente con una lectura leve y superficial de los textos obligatorios o con una ojeada ligera a ejercicios o cuestionarios, no sentía ganas de aprender o de simplemente conocer, había perdido su máxima ambición, la que lo había definido desde que pudo comenzar a hilar pensamientos: la del conocimiento por el conocimiento.

Un diminuto atisbo de ese sentimiento infantil de desesperación y soledad hizo aparición justo en la mitad de su segundo ciclo educativo cuando él tenía 15 años: notificaban a los estudiantes que quienes hubieran mantenido notas superiores a 8,5 desde primero hasta tercero tenían oportunidades muy elevadas de aplicar para ingresar y cursar los últimos dos años de educación en un colegio científico. Demasiado tarde: había desaprovechado 2 años y medio siendo uno más del montón.

Así terminó sus estudios básicos, retomando un poco el empeño y subiendo las notas durante los últimos dos años aunque sin un objetivo claro en mente, siempre desolado, siempre buscando aprender pero sin saber ni tener cómo ni de dónde. Finalmente el jovencito que imaginamos desde que es un niño obtiene su título de Educación Media con un énfasis técnico que sirve únicamente para catapultarlo a un trabajo sin futuro y a una vida sin educación superior o a lo sumo una carrera universitaria comprada en una de esas "universidades de garaje".

Este niño-hombre, este desconocedor ávido de conocimiento, este joven memorioso vio su yermo porvenir lleno de oscuridad y supo cómo eludirlo y sortear el túnel de la monotonía y la mediocridad, por primera vez en su vida tuvo una oportunidad y no la dejó escapar: podía aspirar a una educación superior de primer nivel, podía sostenerse y crearse un futuro que no era ya oscuro bajo este panorama. Esta nueva etapa le iba a significar un esfuerzo monumental como nunca antes había enfrentado y como a muy pocos les da oportunidad la vida, lo sabía y estaba dispuesto a hacerle frente a la adversidad, por fin el acceso al conocimiento estaba donde siempre lo había querido: en sus propias manos.

Cinco meses después de haber finalizado su tormentosa educación básica y no sin algunos tropiezos que hubieran desanimado a cualquiera nuestro héroe se embarcó en la aventura de su vida: educación universitaria de primer nivel.

Dejemos que nuestra mente vuele una vez más, figurémonos a nuestro inquisitivo estudiante sentado junto a otros 80 alumnos en un Seminario de Humanidades con la motivación al tope, motivación que sólo pueden brindar la juventud y la consciencia de estar donde se quiere, y con la atención puesta en un sólo detalle: varios alumnos que están repitiendo el curso están conversando con el profesor del módulo de Comunicación sobre ese lóbrego y siniestro filósofo: Friedrick Nietzsche. Una frase sobre todas le hizo después ir a buscarlo y adentrase en su mundo: "no hay porque tener miedo, El Anticristo es un libro igual que cualquiera". No fue el afán de lo prohibido ni el nombre del libro lo que definió su próximo proceder sino las palabras "no hay que tener miedo".

Ahora sí, el chiste se cuenta solo: tenemos a nuestro insigne adalid frente a frente con Nietzsche teniendo conversaciones sobre la Voluntad de Poder, tenemos a nuestro lastímero infante siempre mirando al horizonte en busca del Super Hombre, tenemos a nuestro hombre ahondando en la filosofía, esculcando nuevamente, pero ahora en las grandes bibliotecas de la Universidad. De la mano de Nietzsche conoció, y ahondó en unos más que en otros, a Sócrates, a Victor Brochard, a Jules Michelet, a Kant, a Schopenhauer, a Platón, a Hume, a Stuart Mille, a John Locke, a Erasmo de Rotterdam, a Thomas More, a Rousseau el que una vez recuerda haber escuchado mencionar como "el Padre de la Democracia", al gran Goethe, al escéptico por antonomasia Pirrón y a los trágicos clásicos Sófocles, Esquilo y Eurípides. De la mano de Nietzsche se adentró en un mundo del cual ya no querría salir, la vorágine del Eterno Retorno de su existencia no le era pesarosa porque estaba donde quería y hacía lo que quería: al lado de una formación académica de excelsa calidad cumplía sus más hondas fantasías del saber por el saber.

Hoy, el tiempo no ha borrado las letras de cada página de cada libro que pasó frente a los ojos de nuestro indagador y curioso protagonista pues aunque no pueda detallar específicamente una idea o pretensión del sabio europeo hay un muro bien compactado que sigue creciendo día con día y cuya primera piedra fue cimentada por las manos de Nietzsche.

Impío, rayano en lo incomprensible, irreverente, crítico, metódico, armonioso, poético, loco, solitario, clásico, cómico e inspirador: esto y más representó Nietzsche en la vida del joven que comenzamos a imaginar al inicio del texto hace largo rato ya.

Sólo me resta una aclaración que considero banal pero justa y necesaria. El entusiasmo y la excitación ocasionadas por un sentimiento de admiración no nacen de un seguimiento ciego lindante con el fanatismo sino de la inspiración que la contemplación de la obra o del hombre le puedan dictar a la mente de quien la aprecia, dicha inspiración le puede mover a aprobar o a desaprobar tal o cual posición pero nunca a renegar del camino andado. Es cosa de estultos abjurar de las enseñanzas o de la persona de quien tanto han aprendido sólo por no haber sabido en su momento cerner las impurezas de una filosofía que, como todas, equidista de la verdad en función de la ubicación de un observador agudo.

Como final ejemplo, si Leucipo y Demócrito hubieran simplemente decidido negar las teorías de la sustancia, del vacío y la ausencia de movimiento de Perménides de Elea, no hubiésemos tenido hace 2500 años la teoría atomística, base y fundamente de toda investigación científica pasada, presente y futura.

Gracias por leer hasta aquí. Creo que finalmente encontré una explicación satisfactoria de porqué elegí este nick.

Ésta me satisface a mi por supuesto, elijan ustedes la que más les guste.

Que no sirva de precedente pero a mí me gustan los tochopost cuando están bien escritos.

zampabol escribió:

Nietzscheano escribió:Ok, vamos de nuevo:

Ahora no preciso pero puede que en casos irrelevantes y que no suman para los efectos, haya creado en algún sitio algún registro con otro nick, en todo caso, puedo decir sin miedo a equivocarme o ser tildado de mentiroso que éste es y ha sido el único nombre que he usado durante toda mi vida virtual. Lo escogí en honor a Nietzsche, claramente, ser al cual admiro como filósofo, como filólogo y en menor intensidad como músico, ser al cual admiro en resumidas cuentas por ser un hombre de Arte y de Letras. Como persona me genera empatía y conmiseración aunque en grados, digamos, superfluos.

Sentémonos con calma por un momento e imaginemos un instante a un niño ávido de conocimientos y con una muy notable, por no decir superior, capacidad analítica y retentiva que aún no sabe que va a tener que sufrir las miasmas de una educación pública deficiente debido en parte a unos padres que por falta de guía y educación no van a saber ni a poder encauzarlo por un camino intelectual y en parte a que el sistema educativo le será más un impedimento que un aliciente. Un niño que antes de entrar a la escuela, con tan sólo 5 años, ya sabe leer y escribir, sumar y restar y que recita de memoria casi cualquier cosa que le pongan en frente.

Imaginemos la infancia y adolescencia de ese niño esculcando días y noches enteras lo único que había en su casa: dos Atlas de Geografía, una Enciclopedia en dos tomos, un Diccionario Enciclopédico, Biblias, Catecismos y Documentos de la Iglesia Católica y las Florecillas de San Francisco de Asís. Horas y horas viendo siempre las mismas fotos, repasando siempre las mismas capitales, navegando siempre en su mente por los mismos mapas y queriendo meter como a la fuerza en su cabeza el diccionario enciclopédico, todo de una forma desordenada y a manera de escape del suplicio que los primeros años de esa insuficiente, defectuosa y escasa educación le supusieron: ejercicios que se debían resolver en 40 ú 80 minutos resueltos en 10 ó 20; regaños constantes por "dispersión", "mala conducta" y por "desconcentrar a los demás"; ser echado del aula o salón de clase "para que los demás puedan seguir aprendiendo" y un sinfín de despropósitos que hacían que el niño desdeñara sobre todas las cosas tener que abandonar su hogar, sus Atlas y Enciclopedias, para ir a la escuela "a aprender". Imaginemos a ese niño y pensemos en lo que podía pasar por su mente cuando cada fin de ciclo veía su hoja de calificaciones llena de 10's y 9's pero manchada por notas de conducta en rojo y largas anotaciones por mal comportamiento. Simplemente desgarrador.

La enseñanza secundaría supuso un alejamiento total de todo: ya sus libros de casa no eran soporte suficiente; sea porque ya los conocía hasta la saciedad, sea porque la adolescencia conlleva rebeldía y cambios de hábitos o sea porque simplemente estaba dejando de ser esa gota de agua para convertirse en una gota de agua, una más, la cuestión es que el deseo y afán de llenar su mente no prosperó. Para esa época ya le era suficiente con una lectura leve y superficial de los textos obligatorios o con una ojeada ligera a ejercicios o cuestionarios, no sentía ganas de aprender o de simplemente conocer, había perdido su máxima ambición, la que lo había definido desde que pudo comenzar a hilar pensamientos: la del conocimiento por el conocimiento.

Un diminuto atisbo de ese sentimiento infantil de desesperación y soledad hizo aparición justo en la mitad de su segundo ciclo educativo cuando él tenía 15 años: notificaban a los estudiantes que quienes hubieran mantenido notas superiores a 8,5 desde primero hasta tercero tenían oportunidades muy elevadas de aplicar para ingresar y cursar los últimos dos años de educación en un colegio científico. Demasiado tarde: había desaprovechado 2 años y medio siendo uno más del montón.

Así terminó sus estudios básicos, retomando un poco el empeño y subiendo las notas durante los últimos dos años aunque sin un objetivo claro en mente, siempre desolado, siempre buscando aprender pero sin saber ni tener cómo ni de dónde. Finalmente el jovencito que imaginamos desde que es un niño obtiene su título de Educación Media con un énfasis técnico que sirve únicamente para catapultarlo a un trabajo sin futuro y a una vida sin educación superior o a lo sumo una carrera universitaria comprada en una de esas "universidades de garaje".

Este niño-hombre, este desconocedor ávido de conocimiento, este joven memorioso vio su yermo porvenir lleno de oscuridad y supo cómo eludirlo y sortear el túnel de la monotonía y la mediocridad, por primera vez en su vida tuvo una oportunidad y no la dejó escapar: podía aspirar a una educación superior de primer nivel, podía sostenerse y crearse un futuro que no era ya oscuro bajo este panorama. Esta nueva etapa le iba a significar un esfuerzo monumental como nunca antes había enfrentado y como a muy pocos les da oportunidad la vida, lo sabía y estaba dispuesto a hacerle frente a la adversidad, por fin el acceso al conocimiento estaba donde siempre lo había querido: en sus propias manos.

Cinco meses después de haber finalizado su tormentosa educación básica y no sin algunos tropiezos que hubieran desanimado a cualquiera nuestro héroe se embarcó en la aventura de su vida: educación universitaria de primer nivel.

Dejemos que nuestra mente vuele una vez más, figurémonos a nuestro inquisitivo estudiante sentado junto a otros 80 alumnos en un Seminario de Humanidades con la motivación al tope, motivación que sólo pueden brindar la juventud y la consciencia de estar donde se quiere, y con la atención puesta en un sólo detalle: varios alumnos que están repitiendo el curso están conversando con el profesor del módulo de Comunicación sobre ese lóbrego y siniestro filósofo: Friedrick Nietzsche. Una frase sobre todas le hizo después ir a buscarlo y adentrase en su mundo: "no hay porque tener miedo, El Anticristo es un libro igual que cualquiera". No fue el afán de lo prohibido ni el nombre del libro lo que definió su próximo proceder sino las palabras "no hay que tener miedo".

Ahora sí, el chiste se cuenta solo: tenemos a nuestro insigne adalid frente a frente con Nietzsche teniendo conversaciones sobre la Voluntad de Poder, tenemos a nuestro lastímero infante siempre mirando al horizonte en busca del Super Hombre, tenemos a nuestro hombre ahondando en la filosofía, esculcando nuevamente, pero ahora en las grandes bibliotecas de la Universidad. De la mano de Nietzsche conoció, y ahondó en unos más que en otros, a Sócrates, a Victor Brochard, a Jules Michelet, a Kant, a Schopenhauer, a Platón, a Hume, a Stuart Mille, a John Locke, a Erasmo de Rotterdam, a Thomas More, a Rousseau el que una vez recuerda haber escuchado mencionar como "el Padre de la Democracia", al gran Goethe, al escéptico por antonomasia Pirrón y a los trágicos clásicos Sófocles, Esquilo y Eurípides. De la mano de Nietzsche se adentró en un mundo del cual ya no querría salir, la vorágine del Eterno Retorno de su existencia no le era pesarosa porque estaba donde quería y hacía lo que quería: al lado de una formación académica de excelsa calidad cumplía sus más hondas fantasías del saber por el saber.

Hoy, el tiempo no ha borrado las letras de cada página de cada libro que pasó frente a los ojos de nuestro indagador y curioso protagonista pues aunque no pueda detallar específicamente una idea o pretensión del sabio europeo hay un muro bien compactado que sigue creciendo día con día y cuya primera piedra fue cimentada por las manos de Nietzsche.

Impío, rayano en lo incomprensible, irreverente, crítico, metódico, armonioso, poético, loco, solitario, clásico, cómico e inspirador: esto y más representó Nietzsche en la vida del joven que comenzamos a imaginar al inicio del texto hace largo rato ya.

Sólo me resta una aclaración que considero banal pero justa y necesaria. El entusiasmo y la excitación ocasionadas por un sentimiento de admiración no nacen de un seguimiento ciego lindante con el fanatismo sino de la inspiración que la contemplación de la obra o del hombre le puedan dictar a la mente de quien la aprecia, dicha inspiración le puede mover a aprobar o a desaprobar tal o cual posición pero nunca a renegar del camino andado. Es cosa de estultos abjurar de las enseñanzas o de la persona de quien tanto han aprendido sólo por no haber sabido en su momento cerner las impurezas de una filosofía que, como todas, equidista de la verdad en función de la ubicación de un observador agudo.

Como final ejemplo, si Leucipo y Demócrito hubieran simplemente decidido negar las teorías de la sustancia, del vacío y la ausencia de movimiento de Perménides de Elea, no hubiésemos tenido hace 2500 años la teoría atomística, base y fundamente de toda investigación científica pasada, presente y futura.

Gracias por leer hasta aquí. Creo que finalmente encontré una explicación satisfactoria de porqué elegí este nick.

Ésta me satisface a mi por supuesto, elijan ustedes la que más les guste.

Que no sirva de precedente pero a mí me gustan los tochopost cuando están bien escritos.

Yo también los leo si son interesantes, y eso lo aprecio cuando leo unas cuantas lineas.

Dorogoi escribió:Digo todo lo que se me ocurre sobre un argumento y en el caso que alguien lo lea me pone contento. El maximo es si alguien lo lee, lo entiende y le sirve para algo.....Debo tener alma de maestro aparte de un narcisismo exacerbado. :roll:

Hola Doro.

Este es el meollo del asunto, lo que cito. Antes te mencioné no a manera de crítica por tu proceder ni mucho menos, sino al contrario, porque es un asunto de vital importancia para nosotros que nos movemos alrededor de ese mismo eje pues nos arriesgamos a que lo escrito no sea leído por nadie más que por nosotros mismos y aún así desplegamos nuestras ideas. Si nadie nos lee, bien, si alguien lo hace, mejor, pero el hecho de que nadie nos lea no nos resulta del todo irrelevante.

Rusko escribió:Eh, Doro, que yo me esfuerzo siempre en nombrarlo por su Nick entero, Nietzscheano (bueno...., pues también tengo que hacerlo contigo, Doro..., digo, Dorogoi)

Y yo..........., doy la razón a ambos. Escribo para mi (como Dorogoi), y me leo mis tochopost, por si acaso he metido la pata o se ha colado alguna errata (y para admirar el tochopost tan bonito que me ha quedado  )..., pero asumo que no lo va a leer ni la abuela......., pero si alguien lo lee (y encima, le gusta), pues miel sobre hojuelas. Es obvio que esperamos que nos lean...., aunque, ya he dicho que tengo asumido que muchos tochopost no son leídos..., y eso no me quita el sueño; seguiré haciéndolos mientras haya solo un lector que los lea..., o sea, yo, jojojo

Con este aporte de Rus [es que no veo que nadie resuma tu nick y me pareció injusto     ]. Ok ok, va de nuevo: con este aporte de Rusko se reafirma la conclusión a la que más o menos hemos llegado los tres. Me queda sólo una duda: ¿Qué significa el nombre Rusko y porqué lo elegistes?

zampabol escribió:Que no sirva de precedente pero a mí me gustan los tochopost cuando están bien escritos.

De nada.

Sanchoo escribió:Yo también los leo si son interesantes, y eso lo aprecio cuando leo unas cuantas lineas.

También pasa que uno ya más o menos sabe quién se va a expresar en tales o cuales término y eso nos predetermina.